Recientemente el Ejecutivo firmó un acuerdo con la República de Nicaragua para importar hortalizas y verduras, esto sumado a los acuerdos realizados en pasado con algunas naciones caribeñas donde se optó por el trueque de un recurso como el petróleo por caraotas. Sumado a estas acciones, el presidente ha aumentado de forma significativa el sueldo mínimo, acción caprichosa realizada bajo la “noble justificación” de la protección del poder adquisitivo del pueblo. Este fenómeno, lejos de proteger al ciudadano de pie, está generando una situación de bienestar ilusorio, y a la vez aumenta de forma sustancial la inflación.
Con un barril de petróleo a la baja, malas decisiones económica, y acuerdos con otros Estados, cuya única finalidad es beneficiar el bolsillos de los enchufados revolucionarios, cabria preguntarse ¿De verdad tiene la revolución, al bienestar común como bandera? La respuesta inequívocamente parece ser NO. Pues de tener el bienestar como norte, los acuerdos con otros Estados serian favorables, o buscarían y promoverían la producción interna y el emprendimiento; en vez de ello solo miran por el beneficio propio o de sus “aliados en el extranjero”. Sin duda, hace mucho —si es que alguna vez la tuvo— el chavismo desvió senda, la emancipación del pueblo venezolano quedo atrás, feneció por la codicia desmedida de una caterva de oportunista.
En estos momentos, cuando la crisis nos golpea cada vez con más fuerzas, el pueblo malacostumbrado muestra su peor cara, a través del bachaquerismo y la mal llamada viveza criolla, que apela a la ganancia rápida, fácil y mal habida. Uno, ante esta visión pensaría que todo está perdido. Por suerte, el espíritu emprendedor y solidario aun no ha fenecido.
Esto se puede ver en el fenómeno de las Ferias de Alimentos donde los ciudadanos pueden conseguir verduras, hortalizas, carnes y charcutería a precios razonables, sin discriminación por ideología política o posición socioeconómica, cosa que si ocurre en sitios como Mercal. Es curioso, por su parte, como estos espacios se han vuelto puntos de encuentro entre los consumidores y los pequeños comerciantes, además de volverse terreno fértil para el emprendimiento.
Considerando que esta modalidad de venta va en aumento, y la demanda por verduras y hortaliza crece de forma significativa —de acuerdo a declaraciones de algunos voceros en estos mercados se venden cerca de 550 mil kilogramos de verduras a la semana— la alcaldía del municipio Baruta no ha dudado en ampliar los puntos donde estos mercados a cielo abierto se realicen, pues son realmente beneficiosos, y atractivos ya que suelen ser los mercados más baratos y concurridos de la Zona Metropolitana.
Tomado en cuenta casos como este, es evidente que la solución para poner coto a la inflación creciente y rampante, propiciada desde el Ejecutivo —a raíz de las malas prácticas económicas y comerciales, sumado al desconocimiento de los principios básicos de la economía— se encuentra en la creación y promoción de este tipo de mercado y espacios comerciales. Pues lo mismos son focos donde se incentivan la solidaridad, la tolerancia, la comunicación y el espíritu emprendedor que el ejecutivo ha intentado aplastar. Pero por encima de ello representa una apuesta por lo nacional, por lo propio, por el bienestar común, cuestión que cierta cúpula forajida ha olvidado
Omar Villaba es Concejal del Municipio Baruta