China abrió hoy al público el puente de cristal más alto y largo del mundo, de 430 metros de longitud y a 300 de altura, en el espectacular parque natural de Zhangjiajie, lugar que inspiró las Montañas Aleluya de la película Avatar.
Diseñado por el arquitecto israelí Haim Dotan, el puente de seis metros de ancho une dos acantilados de la montaña Tianmen (“Puerta del Cielo”) a través de 99 paneles con tres capas de cristal, y está preparado para que sobre él circulen hasta 800 personas a la vez.
Los constructores probaron su resistencia recientemente, al hacer circular sobre él un camión de dos toneladas, e incluso se pidió a varias personas que golpearan su suelo con martillos y toda la fuerza posible, también con el fin de mostrar su dureza.
La obra, que ha costado 22.500 millones de yuanes (unos 3.400 millones de dólares), finalizó el pasado mayo, cinco meses después de lo previsto debido a las intensas lluvias caídas en la zona.
Con este puente la provincia central de Hunan, muy visitada por turistas chinos al ser la tierra natal de Mao Zedong, busca con este proyecto aumentar el número de viajeros a una de sus mayores joyas naturales, el parque de Zhangjiajie.
La bella mezcla de formas kársticas -más de 3.000 columnas pétreas lo pueblan- con el verdor de los bosques subtropicales mereció ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992 e inspiró a James Cameron para idear las montañas que en la película “Avatar” tienen idéntico aspecto, aunque en ese caso flotan en las nubes desafiando las leyes de la física.
Caminar por el puente transparente puede ser la forma más parecida a “flotar” sobre esas montañas, tal y como se aprecia en la película, una experiencia no apta para personas con vértigo.
Un lugar que los responsables de turismo, con el afán de ir más allá, planean ofrecer para hacer “puenting”.
El puente de Zhangjiajie no es la primera estructura de cristal que se edifica en China, donde este tipo de atracciones se han hecho muy populares.
Ya existen cerca de una decena en zonas montañosas en un país donde cada provincia compite por atraer los cientos de millones de turistas internos que se mueven cada año por la geografía nacional.
Dos de ellas se encuentran también en la Montaña Tianmen, aunque no son puentes sino pasarelas adosadas a acantilados: el llamado “Camino de la Fe”, abierto en 2011, y el “Dragón Enroscado”, a 1.500 metros de altura e inaugurado a principios de este mes.
A las afueras de Pekín se abrió el pasado primero de mayo un mirador acristalado que sobresale 32 metros de un monte, situado a 400 metros de altura y ofrece una espectacular vista.
Otra pasarela sobre un acantilado está en los montes Yuntai de la provincia central de Henan, pero fue clausurada poco después de su inauguración, en septiembre de 2015, al descubrirse grietas en el cristal -al parecer causadas por objetos arrojados por turistas- lo que causó cierto pánico.
Estas estructuras no sólo se circunscriben a zonas naturales de China. En julio pasado se abrió en la Torre Jinmao, uno de los rascacielos más altos de Shanghái, otra pasarela de cristal desde la que los visitantes pueden caminar por el exterior del edificio en su último piso, el número 88.