Está muy claro que el cerco desde afuera contra el régimen actual de Venezuela es cada vez más estrecho. No existe actualmente personalidad pública, nación verdaderamente democrática y organismo internacional de comprobada seriedad y respeto que no haya expresado su preocupación y, en muchos casos, de rechazo a este régimen por las evidencias que cada día son mejor percibidas desde el exterior. El hambre que pasa el pueblo, la falta de medicamentos y la inseguridad constituidas hoy día en la principal causa de muerte de los venezolanos, la creciente inflación que alcanza cifras astronómicas y que nos colocan en el primer lugar entre los países más caros del mundo, y la violación de los derechos humanos, civiles y políticos de los venezolanos, no son desconocidas en el mundo civilizado de hoy.
Pero hace falta más de parte de los venezolanos; y es mostrar, todavía con mayor énfasis, que somos una mayoría aplastante la que rechaza a este régimen hambreador y represor, y que está dispuesto a lograrlo por las vías institucionales y democráticas que consagra la Constitución de la República. Y esta decisión es la que debemos exhibir ante el mundo. Por eso, una de las previsiones que deben adoptar las organizaciones partidistas que, generalmente agrupadas en la Mesa de la Unidad Democrática están invitando a esta que debemos considerar la Protesta Madre de todas las manifestaciones habidas en el país, es la de garantizar el orden y en tal sentido evitar las infiltraciones y provocaciones contra ella.
El mundo nos deberá observar expresando nuestra protesta contundente pero de manera cívica; y podrá comparar estas imágenes con la de un Estado represor, negador de libertades, que tratará amedrentarnos con sus sofisticados equipos de guerra y sus auténticos mercenarios agrupados en sus ilegales milicias, que estarán formando parte de la contraprotesta que instrumentan los verdugos de la democracia venezolana. Y esos serán los mensajes que podrán servir de base para la adopción de las posiciones futuras de quienes realmente aprecian desde afuera a este pueblo definitivamente decidido a torcer el rumbo de esta oscura historia en la que nos encontramos sumergidos a lo largo de estos 17 años.
Es necesaria también la participación de todos, tomando las medidas que se consideren pertinentes para vencer los obstáculos que con toda seguridad serán adoptados por el régimen, entre ellas las de anticipar su viaje a Caracas antes del primero de septiembre para estar presentes en la gran toma; y aquellos que por distintas razones no puedan acudir a esta ciudad, sumarse a otros para hacerse sentir también a nivel de sus propias localidades.
Y recordemos, este deberá ser un día no laborable, una pausa muy justificada que, contrariamente a las que acostumbra decretar frecuentemente con fines festivos este régimen fomentador de la vagancia, nos impondremos nosotros mismos para expresarle al mundo que estamos hartos de la deplorable situación que sufrimos, y que solo será posible con un cambio de Presidente de la República y de gobernadores de Estados, este mismo año, como lo establece como derecho nuestra Constitución. De igual forma, insistirles en la importancia de su comprensión y ayuda para vencer esa inocultable crisis humanitaria que cada momento se acentúa más en Venezuela. Es el clamor de todo un pueblo.
@JJMorenoA