El jueves 1° de septiembre constituye una jornada sin precedentes contra un régimen forajido, porque se cruzaron al fin las líneas del conocimiento y conciencia del mal que padecen los venezolanos, tanto la aldea nacional y mundial hoy coinciden sobre los brutales atropellos a los derechos humanos, narcotráfico, corrupción y lavado de dinero por parte de los fachos castro- chavistas.
Ha llegado la hora de la desobediencia al tirano, responsable único del desbordamiento de la crisis humanitaria y ética. Según el mandato de la Constitución, la soberanía popular defenderá y ejercerá sus derechos civiles y políticos. Vamos por el “Triple Gordo Democrático”: elecciones de gobernadores, RR y elecciones presidenciales para este mismo año 2016. No lograron desmoralizarnos ni resignarnos, aunque utilizaron las armas sucias de guerra sicológica del terrible y nefasto G-2 cubano.
El jueves 1° de septiembre la soberanía popular revocará en la calle a los poderes express del CNE y TSJ, que se desnaturalizaron al cerrar la libre expresión de la voluntad popular. La corrupción y la ineficiencia han sido los perfiles de la revolución, porque no hay un guiso donde no estén metidos los reaccionarios oficialistas que desprestigiaron a la izquierda y que han hecho del poder una orgia para enriquecerse mientras arrinconaron a la población y la condenaron al hambre. Así será el tamaño del desfalco del hermano mandamás en Barinas, que este enchufado de la corrupción tiene que apelar a un Tribunal para impedir que se divulgue la verdad.
Hoy las carencias en infraestructura y servicios en los sectores populares constituyen una dramática realidad traducida en un severo deterioro en la calidad de vida de la familia venezolana. La Alternativa Democrática ya dispone de un plan de habilitación urbana para recuperar el hábitat de los barrios .Para ello se invertirán los recursos disponibles sobre las más sentidas prioridades. Los pobres y la clase media destruida vienen pagando muy caro la incompetencia y corrupción de la cúpula gubernamental.
El cambio democrático se traducirá en soluciones reales para la gente y en un esfuerzo sostenido para superar la pobreza, se sabe que ésta no es un problema exclusivamente económico sino que está asociada al acceso oportuno a servicios públicos eficientes y de calidad. Aunque la familia tenga poder adquisitivo para satisfacer sus necesidades básicas, seguirá en situación de pobreza si tiene acceso irregular al servicio eléctrico o al agua potable, si no tiene cloacas o éstas corren por las calles. También estará en situación de pobreza quien tenga limitaciones para disfrutar de servicios educativos, asistenciales o espacios públicos, culturales y deportivos. La pobreza a fin de cuenta está referida a la calidad de vida.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!