Las maternidades capitalina Concepción Palacios y del Sur de Valencia se hermanan en la precariedad, sufrida como instituciones carentes de insumos para restar un óptimo servicio.
Nota de prensa
Este miércoles, un grupo de profesionales adscritos a la asociación gremial Médicos Unidos, procedente del centro de salud carabobeño, arribó a Caracas, precisamente, a la sede de dependencia clínica homóloga, donde se procedió a leer un manifiesto que no solo expone la crisis que atraviesa el ente, mal común a ambos organismos, sino que también demanda soluciones urgentes por parte de las autoridades gubernamentales.
“Nosotros, los ‘batas blancas’ de Venezuela sabemos que tenemos que enfrentar difíciles verdades, pero también estamos seguros de nuestras fuerzas morales y éticas. No va a ser fácil pero puede hacerse y hacerse en buena lid. Nadie nos dijo que viéramos a nuestros pacientes como números y no como personas, que administráramos tratamientos sin calidad, que calláramos ante el dolor de los pacientes: al contrario, se nos enseñó a valorar el acto médico en toda su extensión”, leyó la galeno Raquel Martín, vocera de la delegación del interior del país, que llegó al Área Metropolitana tras itinerario a pie iniciado el pasado lunes.
Y es que, entre otros padecimientos, la maternidad del Sur de Valencia arrostra dificultades en la dotación de materiales y de fármacos, junto con un espacio físico que presenta creciente deterioro, provocado que decrezcan las consultas.
“Los venezolanos merecemos algo mejor que hacer cola por los alimentos, algo mejor que ver morir a los enfermos por falta de insumos y medicamentos, que ver en nuestros hospitales el abandono total cayendo en el abandono, ver enfermedades como la tuberculosis y el paludismo que estaban controladas y que ahora surgen nuevamente: Ver cómo la desnutrición en niños y adultos nos está dejando perplejos en un país que gozó de inmensas riquezas, donde nuestros recién nacidos muchas veces no logran ver el amanecer; donde las palabras moral y ética de quienes dirigen nuestra salud pareciera que no existiesen en su vocabulario”, dijo la facultativa al continuar con el remitido.
En el texto revelado por la declarante, se expone, asimismo, que “se aspira a un cambio, a mantener a nuestros pacientes con realidades, con nuestros hospitales y droguerías bien surtidas, y con políticas de salud bien gerenciadas. El derecho a la salud y a la vida no son regalos: están contenidos en nuestra Constitución”, cita el pronunciamiento.
En lugar de dar a luz, la dejan a la sombra
“La maternidad la maquillaron entre los años 2010 y 2013, la pintaron, le colocaron fotos muy bonitas pero, en verdad, está en el piso, y funciona, apenas, a menos del 30 % de su capacidad”, denunció, a su vez, la epidemióloga Gladys Zambrano, quien labora en la Concepción Palacios desde hace 14 años.
La diplomada expresó que “siempre faltan guantes, monos, material médico quirúrgico requerido para atender los partos. A esta estructura nunca se le hizo mantenimiento durante tres décadas, tan solo, repito, maquillaje”, agregó.
“Al Ejecutivo de Miraflores no le hago llamado alguno porque en el poder central saben muy bien lo que aquí está pasando: ¡algo nefasto e insólito!. Por cierto, si no participo en la Toma de Caracas dejo de ser venezolana”, afirmó, en relación con la jornada democrática de este 1 de septiembre.
“La sala de admisión de la maternidad Concepción Palacios que era de cinco cubículos hoy solo cuenta con dos, y tres para los alumbramientos. Además, hay un espacio en remodelación que tiene más de cuatro meses cerrado”, difundió, entretanto, un estudiante interno de la escuela de medicina José María Vargas, de la Universidad Central de Venezuela (UCV), que no ofreció su nombre.
“No podemos dar un servicio de calidad pues las condiciones de asepsia no existen. Eso repercute tanto en la madre como en el recién nacido”, concluyó, aludiendo al decadente rostro que caracteriza al sistema público de salud en Venezuela.
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