Los hongkoneses acuden mañana a las urnas para configurar su Parlamento en unas elecciones parciales que marcarán el futuro de las tensas relaciones entre la isla y Pekín, en medio del incipiente sentimiento independentista en Hong Kong.
EFE
Algo más de cuatro millones de votantes están llamados a las urnas en los comicios más transcendentales que celebra Hong Kong desde su traspaso a China por parte de Reino Unido en 1997.
Serán unos comicios parciales, pues el “voto popular” sólo determinará 35 de los 70 asientos del Parlamento en juego, ya que los 35 restantes serán elegidos por un electorado previamente seleccionado, que representa a diferentes sectores de la ciudad y cuenta con el beneplácito del régimen chino.
Se trata de la primera cita política que se celebra desde el fracaso de la “Revolución de los paraguas”, las históricas manifestaciones que durante tres meses pidieron sufragio universal para la isla y acabaron sin conseguir su objetivo.
Desde entonces, la “batalla” se ha trasladado a la esfera política y en estas elecciones se presenta un récord de candidatos al Legislativo, controlado hasta ahora por partidos afines al Partido Comunista chino y liberales de corte moderada.
Los candidatos se someterán al último test popular antes de los comicios al jefe de Gobierno que serán en marzo 2017, cuyos términos no democráticos fueron el detonante de las protestas de 2014.
Las elecciones al Parlamento centran su atención en las jóvenes generaciones, que lideraron la revolución hace dos años y han impulsado la creación de nuevos partidos, algunos de los cuales abogan por la independencia y autodeterminación de Hong Kong respecto a China y que podrían restar votos a los ya tradicionales partidos liberales.
En respuesta a este desafío, la Comisión de Asuntos Electorales obligó a los candidatos a firmar una declaración en la que se comprometían a defender la unión indivisible con China, lo que derivó en la suspensión de media docena de aspirantes y extendió la carrera de esta campaña al terreno judicial.
No obstante, dentro del espectro más radical, no todos abogan por un mismo futuro para Hong Kong.
Grupos como Indigenous, que cuenta con Edward Leung, uno de los protagonistas de la “Revolución de los paraguas”, aboga por la independencia total de Hong Kong, mientras Civic Pasion, otra de las formaciones más radicales, aboga por un cambio en la Ley Básica (la Constitución de la isla) para reforzar la autonomía de la región, que le ha permitido tener mayores libertades.
La irrupción de estas nuevas formaciones ha provocado la fragmentación de los tradicionales partidos democráticos con algunos de sus candidatos retirándose de las listas 48 horas antes del cierre de campaña, lo que podría hacerles perder peso en el Parlamento.
Durante las últimas elecciones, hace cuatro años, los candidatos prodemocracia lograron 27 de los 70 escaños, minoría insuficiente para influir en las propuestas legislativas, pero suficiente -más de un tercio- para vetarlas.
Por su parte, los candidatos afines al régimen se topan con dificultades por la falta de popularidad del jefe de Gobierno de Hong Kong, Leung Chun-ying, quien para ojos de los más conservadores no habría mostrado suficiente mano dura contra las corrientes más liberales.
Bajo su mandato se han producido las mayores protestas populares contra el régimen realizadas en territorio chino y la proliferación de nuevas fuerzas políticas no temerosas a echarle un pulso a Pekín, y mañana éstas le vuelven a plantar batalla.