De los sucesos acontecidos en Villa Rosa, donde el pueblo salió a reclamar pacíficamente con un cacerolazo al Presidente Maduro por la grave situación de escasez y hambruna que atraviesan , y la mayoría de todos los venezolanos, el mandatario sacó a relucir quien es el en realidad: una persona violenta rodeado de violentos, que quieren seguir enchufados al poder, desangrando al país.
La gente manifestaba pacíficamente con sus cacerolas, y el señor Maduro, se bajó del carro presidencial, como cualquier guapetón a enfrentar y casi golpear a unas señoras y sus hijos, que están pasando hambre.
Distinto hubiese sido que los manifestantes con la cacerolas hubiesen caído a golpes con las ollas al carro presidencial, pero no fue así, Maduro se bajó a agredir, a responder y casi golpear a unas señoras, pasando lo que tuvo que pasar, y que no eran propiamente flores lo que gritaba el pueblo, porque esa manifestación no fue en La Lagunita o el Country Club, fue en un pueblo de Margarita, que nadie conocía, y ahora es famoso, porque esta penosa noticia dio la vuelta al mundo.
Maduro estaba inaugurando una obra construida hace 25 años, en la cuarta república, solo que pintaron unos bloques, y arreglaron unas canchas, siguiendo con el engaño y la isla de la fantasía que transmiten todos los días los canales oficiales y del Estado, a nivel nacional.
Que un presidente responda con violencia personal a un pueblo que le reclama comida, agua, servicios, trabajo, es realmente lamentable, y que aunque todos ya lo sabemos, Maduro está en un callejón sin salida, se niega a que el pueblo que lo eligió, decida si se queda o se va.
Mientras tanto, Maduro, se dedica a engordar oficiales militares y sus acólitos, entregándoles el negocio de la distribución de alimentos a nivel nacional, agravando aun más la situación de desabastecimiento.
¿Quien agredió a quién? Villa Rosa le dijo a Maduro que la situación no es color de rosa, y que ahora se le puso color de hormiga, porque son millones de venezolanos, mas del ochenta por ciento que reclaman su salida: “te mides o renuncias”. Un Presidente que arremete contra el pueblo que lo eligió, no merece ningún respeto, que por cierto ya se lo perdieron hace tiempo la mayoría de los venezolanos.