¡El 01 de septiembre, la estrategia perfecta!, por Michele Vielleville

¡El 01 de septiembre, la estrategia perfecta!, por Michele Vielleville

thumbnailMicheleVielleville“La belleza de un movimiento no se refleja sólo en su apariencia, sino en el pensamiento detrás de él”. (Dr. S.Tarrasch)

Lo que ocurrió el 01 de septiembre fue extraordinario. A pesar de que siempre no faltan quienes, desde la comodidad del asiento de su computador, formulan  duras críticas por lo que se hace, o se omite, por las palabras expresadas, o por lo que no se dijo y todos esperaban escuchar, que no se correspondió con el nivel de expectativa que un acto como ese había planteado en su imaginación; un ejercicio acucioso de comprensión a cabeza fría de esta movilización puede develar la estrategia perfecta en la cual se sustentó.

Una mirada ardua de lo que sucedió ese día  permitiría develar el pensamiento detrás de aquel asombroso movimiento de la Unidad. El gobierno de Nicolás Maduro días antes ya había soltado que la concentración se convertiría en una caminata sin retorno. Parece que se estaba jugando a la estrategia de la profecía  que se autocumple. Y a ello se sumó todo un montaje mediático. La maniobra estuvo concentrada en los cuerpos de seguridad, los cuales se encontraron desplegados para desarrollar estratégicamente un ataque contra líderes específicos de la oposición. A medida que las horas transcurrían, eran noticia los bloqueos de avenidas, la aparición de alcabalas ficticias, las deportaciones de periodistas, detenciones arbitrarias de activistas; pero las tácticas emprendidas por el régimen comenzaban a torpedear sus propias bases. Pues a los ojos del mundo se estaba en presencia de un gobierno débil que se encontraba agotando todos los medios puestos a su disposición para detener lo indetenible: la voluntad del bravo pueblo que quería su voz hacer escuchar.





Fue el momento preciso que mostró a un gobierno sin mascaras, despojado de su tradicional ropaje democrático al cual recurre siempre para legitimarse, para mostrar su peor rostro. Pero es ese momento de persecución desmedida cuando la oposición decide tomar un rumbo sorprendente. Su discurso político posiciona un mensaje definitivo: en las calles habrá una lucha. Y ante ello, el gobierno se prepara, ya que sabe que es eso lo que le permitirá probar la conspiración, o la supuesta  teoría del golpe de Estado anunciado. Pero el régimen no se percató de que esa lucha, sería una batalla agonal, y no existencial. Una manifestación cívica de descontento, y no un diezmo de vidas. El madurismo estaba seguro que la profecía se autocumpliría. Lo que no calculó fue que la movilización daría un giro de 180 grados.

Con la lectura del manifiesto de la Toma de Caracas de la MUD, efectuada por el secretario de la Unidad, Jesús “Chuo”  Torrealba, junto al anuncio de la agenda de la lucha, y la clausura inesperada de la marcha, se rompería con todas las teorías conspiratorias del régimen. La falta de previsión de un acto como ese, que incluso sorprendería a muchos seguidores, colocaría en una encrucijada al gobierno de Maduro, de la cual le resultaría muy difícil salir ileso. El costo político aparecería reflejado ante el espejo de la comunidad internacional que observó el desarrollo de una movilización política gigantesca, exitosa, que rompió con los patrones previstos, pero que sobre todo fue pacífica, y que por contraste dejó al descubierto a un gobierno opresivo, que apresó, bloqueó, e intimidó; que trató de mover todas sus fuerzas de seguridad a su favor para determinar un juego, ya perdido, incluso mucho antes de comenzar;  que mostró el lado más oscuro de la revolución.

De todo lo cual se colige que fue esa estrategia perfecta la que permitió demostrar que hay una oposición presente en la calle que ha logrado consolidar la motivación, que obtuvo un excelente desempeño, y que sigue conquistando sus objetivos de manera pacífica; una estrategia que cada vez mejor juega en contra de los detractores del cambio. Pues lo que se ve no se pregunta: Hoy la pérdida de la credibilidad del gobierno de Maduro es más que evidente, supera todas las barreras aceptables (Y para los que tienen alguna duda, pregúntenles a los habitantes de Villa Rosa, en Nueva Esparta).

Es así como se da inicio a un proceso de calle, que a partir de ahora se efectuará en escaladas. Celebremos cada escalón que conquistemos y evítense tomar pasos improvisados. Sólo la presión democrática orientada estratégicamente podrá traernos de vuelta al país que queremos. Queda entonces, demostrar mucha firmeza, y no sólo resistencia. Como ciudadanos, fieles a los principios democráticos, contribuyamos con lograr el cambio que todos queremos ver. ¡Ya viene una nueva Venezuela!