Sucesos de la rutina política que, son parte de la paradoja de adversarse y dialogar, y que no tienen por qué avergonzar a nadie, sino asumirse con la honradez que supone arriesgar lo mínimo, por lo máximo.
Los gerentes de la MUD, por el contrario, se comportaron igual que sacerdotes ensotanados que piensan que, por picarle el ojo a una muchacha, o tomarse un trago con sus feligreses, van derechitos al infierno.
El pecado está, mis queridos sacerdotes de la MUD, en no decir la verdad, en ocultarla hasta donde más se puede, para que venga el mismísimo Satanás y nos haga quedar como gazmoños e hipócritas.
Por eso, mis admirados Borges, Ramos, Capriles, Ledezma, María Corina, Guevara, Rosales, a reunirse hasta con el diablo, si es necesario, donde sea y cuando sea, pero para fijar la fecha del Referendo Revocatorio para este año y para que Maduro salga de la presidencia de la República de manera constitucional y sin disparar un tiro.
Y, muy importante, sin renunciar a la agenda de calle, sin caer en la ingenuidad de creer que, los dictadores, del signo que sean, salen el poder si no los saca el pueblo.
Y hablando claro, informando en todo momento que reuniones van y vienen, con tal cual o cual agenda, que se llegaron a estos acuerdos o que, definitivamente, la otra parte no cede y habrá que hacerla ceder.
Lo comento con énfasis porque me parece criticable, pero no incorregible, que los millones de venezolanos que votaron por ustedes el 6D y los acompañaron en la gigantesca concentración del 1Sep, los que siguen creyendo que son los dirigentes apropiados para conducir el país a la derrota de la dictadura, tengan que enterarse de lo que hacen por intermedio del intragable, Jorge Rodríguez.