Que el presidente Peña Nieto lo haya invitado a su país, revela la mayor indiscreción de su carrera política porque en su veni, vidi, vici, Trump lo dejó en ridículo recordándole que los honorarios de la muralla los despacharía a la residencia presidencial de Los Pinos. El NY Times ha realizado un acucioso seguimiento al candidato republicano revelando sus abismos y grietas. No pronuncia frases de más de ocho palabras, realiza pausas inflexibles, no sonríe y está enviando mensajes simples pero del gusto de quienes respiran con el resentimiento. Trump pertenece a la tradición del aislacionismo que ve el exterior como una incomodidad. “Hacer a América más grande”, será para un país que se mirará el ombligo dando sus azotes al enemigo. Quedan poco claras las nociones entre grandeza y parroquialismo con este sheriff vengativo que va a tener ojivas nucleares a su antojo y que ha comentado que “si se tienen, ¿por qué no usarlas?”
La libertad nunca debe darse por sentada y hay que defenderla a diario. Aún las democracias más consolidadas como la americana (a Francia le tocará próximamente con Marine Le Pen) se ponen a prueba cada cierto tiempo y le toca a sus ciudadanos demostrar que están a la altura de las circunstancias. Trump representa más que la kriptonita de un comic de la vida real, es una bomba de tiempo en las narices de la humanidad.
@kkrispin