Hace 28 años, fuerzas de seguridad venezolanas asesinaron a catorce pescadores y los responsables nunca fueron castigados. Unos hechos que cuenta la película “El Amparo”, que compite en “Horizontes Latinos” del Festival de San Sebastián y que quiere denunciar que la impunidad sigue viva en todas partes.
“En 28 años ningún Gobierno ha puesto luz a esta zona oscura”, afirmó en declaraciones a Efe el director de la cinta, Rober Calzadilla, que ahonda en su ópera prima en un suceso que marcó a toda una generación de venezolanos.
“Nos inspiramos muy libremente en la masacre de El Amparo, pero el hecho de hacerla atemporal es una manera de borrar las líneas para demostrar que es algo que pasó antes pero que sigue pasando”, explicó Calzadilla.
Cosas como la que cuenta la película “siguen pasando y no solo en Venezuela, también en Colombia”, resaltó el realizador.
El Amparo es un pueblo que está en Venezuela junto a la frontera colombiana y esa fue una de las razones esgrimidas por las autoridades venezolanas para justificar el asesinato.
La matanza fue cometida por miembros del Comando Específico José Antonio Páez (CEJAP), un cuerpo de seguridad del Estado que operaba en la zona fronteriza para impedir las acciones de la guerrilla colombiana en territorio venezolano.
Y eso fue lo que aseguraron, que los muertos eran guerrilleros. Pero dos de los pescadores sobrevivieron y no se dejaron intimidar por las presiones institucionales para que corroboraran la versión oficial de los hechos.
La impunidad y la corrupción que muestra la película “nos atraviesa de palmo a palmo”, lamenta Calzadilla, que recuerda que tras su primera proyección en el Festival de cine Latinoamericano de Washington una espectadora le dijo que “es tristemente una historia latinoamericana”.
Comentarios que se han vuelto a repetir tras su proyección en San Sebastián, desde donde la película se trasladara a festivales de Biarritz (Francia), Bogotá, Sao Paulo, Suiza y Suecia.
Y a la espera de que “El Amparo” llegue a los cines de su país, el realizador quiere organizar dos proyecciones especiales.
Una para la gente de El Amparo y otra para los de El Yagual, una localidad vecina, también junto al río Arauca, donde se rodó la película, que además contó con algunos de sus ciudadanos como actores.
Aunque la mayoría de los actores han salido del grupo de teatro del realizador, que se ha rodeado de un grupo de intérpretes muy comprometidos con la historia y entre los que destacan Vicente Quintero, Giovanny García y Vicente Peña, que realizan un trabajo escalofriante.
La masacre de El Amparo, recuerda Calzadilla, marcó a toda una generación de venezolanos, entre los que está él o la guionista, Karin Valecillos, junto a la que el realizador primero puso en pie una obra de teatro.
Fue tras el estreno cuando decidieron hacer una película en la que querían reflejar la impresión que ellos tuvieron de niños cuando conocieron los hechos, mostrar los rostros indefensos de dos seres humanos frente a una cámara de televisión diciendo que eran pescadores y no guerrilleros.
Calzadilla se encontró con los dos supervivientes de la historia -Wolmer Pinilla y José Augusto Arias- cuando trabajaba como cámara para una Ong de derechos humanos que rodaba un documental.
Al ver de nuevo sus caras, recuerda, “se me activaron los recuerdos, la rabia y el dolor”.
Y aunque la película no respeta al cien por cien lo que ocurrió, sí quisieron conservar los nombres de esos dos hombres como homenajes a su lucha constante porque cada año, en el aniversario de la masacre van a Caracas “a pararse frente a la Fiscalía a reclamar que se investigue el caso y que pase de tribunales militares a ordinarios”, algo que hasta ahora no han logrado. EFE