El país parece haberse paralizado con el anuncio del CNE. No entiendo por qué. Todos sabíamos que el régimen no iba a jugar limpio. El “fair play” no es característica de este “gobierno”. Burlar la Carta Magna no les quita el sueño porque cuentan con un TSJ irregularmente designado para validar decisiones inconstitucionales. Si alguna vez llegaron a tener fuerza moral hoy la reemplazaron por una farsa moral.
Lo teórico
La democracia se basa en varios elementos: el respeto al voto popular, la legitimidad de origen y la de desempeño, el equilibrio de los poderes y el respeto a los DDHH. Veamos:
En cuanto al voto, el pueblo se manifestó de manera clara el 6D. La razón de ser de que la elección de la AN no coincida con la del Presidente es para indicarle a quien gobierna si su actuación se corresponde con la voluntad de la gente. El pueblo dio un mensaje contundente. Puso las 2/3 partes de la Asamblea en manos de la oposición para enfatizar que quería un cambio. Pero el Presidente no escuchó.
Se optó entonces por reunir el 1% de las firmas exigidas a fin de poner en marcha un mecanismo constitucional: el Referendo Revocatorio.
Pero el régimen insiste en desconocer la voluntad de la gente al intentar impedir a toda costa que se lleve a cabo el Referendo o, en todo caso, retrasarlo hasta el año que viene para anular sus efectos. Es también ilegal la pretensión del CNE de que en cada estado se debe recoger el 20% de las firmas, cuando en realidad al Presidente de la República se le elige en una sola circunscripción nacional tal como reza el Art. 72 de la Constitución y lo establece sentencia del TSJ del 5-6-2002: “una vez verificado el 20% nacional (no regional) el CNE está obligado a convocar el referéndum revocatorio”.
La tesis del CNE llevaría por analogía a la conclusión de que Maduro debe ser desconocido porque perdió no en uno sino en nueve estados.
Cree el gobernante que así podrá retener el poder. Vana ilusión. Su legitimidad de origen ha quedado en entredicho.
Desconoce también el gobierno a la Asamblea Nacional con lo cual destruye otro elemento de la democracia: el equilibrio de los poderes. Bien lo decía Montesquieu: “Le pouvoir arrête le pouvoir”. Pero si uno de los Poderes, violando la Carta Magna, acaba con el equilibrio de los poderes, la democracia misma deja de existir y desaparece la legitimidad de desempeño.
Y ni hablar de los DDHH. El tema indigna.
La realidad
Pero más allá de los fundamentos teóricos que evidencian que ya no hay democracia, está la realidad nacional. Independientemente de cuál sea la vía, esa realidad es aplastante y terminará por imponer el cambio. No hay manera de parar ese tsunami. La economía venezolana colapsó. La escasez es apabullante y la crisis ha llevado a la sociedad al borde de una ruptura del tejido social.
Las reservas internacionales en manos del BCV van en caída libre, tal como la producción petrolera, cuyo precio además cae. El petróleo aporta el 97% de los dólares que ingresan a Venezuela pero PDVSA está colapsando. Si todavía opera es porque el BCV le ha prestado auxilios financieros por una suma equivalente a $ 201.200 millones -17 veces el monto de las reservas internacionales- tal como lo señala el BCV al mostrar los componentes de la base monetaria. Aún así no ha podido cumplir con el pago de deudas con contratistas esenciales para mantener la producción -muchos de los cuales se están yendo- por lo que esta se derrumbará aún más.
El aparato productivo está destruido. Infinidad de empresas de toda índole han sido expropiadas y han dejado de producir, otras han sido llevadas a la quiebra y otras dejaron de funcionar. En el campo las cosechas serán insuficientes porque los agricultores no dispusieron de semillas, fertilizantes ni otros insumos. La escasez se agravará.
El Déficit Fiscal es insostenible. Supera el 20% del PIB y el descrédito del gobierno impide la obtención de financiamientos. Por tanto el déficit se cubre con emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV (que son las responsables de que padezcamos la mayor inflación del mundo).
Funciones básicas de un Estado como la seguridad, la salud, la justicia y la educación se están desintegrando junto con los servicios públicos.
El parapeto socialista dejó de ser viable. El socialismo del Siglo XXI se derrumba. Se equivoca el gobernante si cree que mediante marramucias del CNE podrá sostenerse en contra de la voluntad de más del 80% de los venezolanos que lo repudian. El resultado, indeseable, podría ser un estallido social.
Los objetivos del gobierno al obstaculizar el Revocatorio son claros: Desmoralizar a los venezolanos y dividir a la oposición. No le hagamos el juego. Sigamos con la lucha. La comunidad internacional sabe que cayeron las máscaras y desea una solución. Como dice Leonardo Padrón, “el país está unido en la crisis y por tanto debe estar unido en la solución”.
Por una vía o por otra, esto se acabó.
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@josetorohardy