Leonardo Morales: Unidos, divididos

Leonardo Morales: Unidos, divididos

La unidad democrática sigue su camino dando lecciones. Tiene la batuta y dirige, siguiendo ritmos adecuados y firmes, el rigor de la política venezolana. Marca la agenda, de allí no se ha salido al insistir que el cambio político debe procurarse y lograrse pacífica y democráticamente, independientemente de que los poderes, decididamente alineados al gobierno, violen sistemáticamente el contenido de la Constitución.

En toda sociedad democrática perviven diferencias y no es inusual que en la MUD se reproduzcan en momentos en que el ejercicio de la política exige significativas dosis de deliberación para procurar decisiones provistas de racionalidad. Eso ha hecho la MUD imbuida de la responsabilidad que los tiempos que se viven demandan y colocando las nimiedades en su lugar.

Sus apariciones públicas y sus discursos, claramente unitarios, entusiasman a la sociedad venezolana en el porvenir, desconciertan a un gobierno cada vez más autoritario y, sobre todo, errático en el diseño y ejecución de políticas públicas.

“No me defiendas compadre”

De tanto en tanto a los carabobeños les ha dado por arrimar su destino al troglodismo pretoriano, primero, vitorearon al general eructo y, luego, cerraron filas por Ameliach “el sincero”.

Pocas veces se ve a un individuo que concite tanto rechazo y desprecio popular como el oficial Cabello: si se quema una torre de Parque Central la gente se imagina a Cabello con un fosforo, si detienen a algún efectivo castrense contrabandeando sustancias prohibidas de inmediato se pretende vincular al infractor con el oficial Cabello, y así muchos otras cosas se atribuyen al mentado oficial. Dice el refrán: “crea fama y acuéstate a dormir”.

La verdad nadie ha comprobado que la fama del oficial se corresponda con la verdad pero todo el mundo la cree, pero lo que ha hecho, el también oficial Ameliach, es digno de llevarlo a un laboratorio para desencriptar su real significado: ha sugerido el gobernador carabobeño, mutatis mutandis, que revocar a Maduro sería el peor de todos los males porque el mala fama Cabello sería nombrado vicepresidente y quedaría al frente del gobierno. Vaya pues la amable consideración de un oficial con su colega.

Ameliach no se quedó solo en confirmar las sospechas generalizadas sobre Cabello sino que da por hecho que su partner de partido, el sr. Maduro, no resistiría una consulta popular, su derrota sería inminente, indiscutible y, además, muy vergonzosa – para ellos- tratándose del heredero de Chávez, por lo que asomar la imagen del indeseable como sucesor podría ser una vía para evitar su revocación.

Es difícil imaginar a Ameliach defendiendo denodadamente a Maduro ante la inminencia de su salida de Miraflores por decisión popular, sus palabras parecieran dirigidas a sugerir, en el seno del PSUV, la búsqueda de un sustituto que no es precisamente Cabello por la forma brutal como lo asoma o insinúa. Será que el capitán Ameliach se mueve, como elefante en cristalería, para promocionarse en esa función. En tiempos en que el país es amenazado por la tormenta Matthew parece que algún coletazo dejará entre la dirigencia oficialista, y ya verán como superan estas delicadezas o certezas expresadas por el gobernador de Carabobo.

La MUD continua, con dificultades superables, el recto camino que proveerá el anhelado cambio político que aspira la sociedad, incorporando cada vez más la energía humana indispensable para derrotar un régimen que ahora vive los rigores de la fragmentación, la desconfianza y la certeza de haber conducido al país por el sendero del fracaso.

@LeoMoralesP.

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