Guerrilleros de las FARC abandonaron este jueves la zona de Colombia donde se concentraron previo al plebiscito en el que hace cuatro días se rechazó el acuerdo de paz sellado con el gobierno, informaron fuentes de un organismo humanitario que facilitó los traslados.
AFP
Los rebeldes regresaron “a lo largo de este jueves” hacia sus regiones de operación en diversos puntos del país desde el remoto paraje El Diamante, en los Llanos del Yarí, en el sur, donde hace 13 días concluyó la última conferencia nacional de la organización, según pudo saber AFP del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Todos los guerrilleros “iban sin armas y vestidos de civil”, precisaron los informantes, sin detallar la cantidad o tipo de vehículos utilizados para retirarse de la aislada zona, a unas cinco horas por una precaria ruta de tierra de la ciudad de San Vicente del Caguán, región de histórica influencia de las FARC.
Estos movimientos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) tienen lugar luego de que los colombianos no aprobaran en las urnas al pacto de paz firmado el 26 de septiembre con el gobierno de Juan Manuel Santos tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba, dejando en suspenso el fin de un conflicto armado de medio siglo.
Antes del plebiscito, las tropas de las FARC se reagrupaban para iniciar su ubicación en las zonas de desarme acordadas.
Desplazamiento a “sitios seguros”
El rechazado pacto preveía que los 5.765 combatientes de la guerrilla, según sus propias cifras, se debían concentrar en 27 sitios definidos en todo el país para la dejación de armas y para su posterior reinserción a la vida civil, en un proceso que tenía como plazo límite 180 días a partir del día de la firma y que contaría con verificación de ambas partes y de Naciones Unidas.
Pero después de la votación, la cúpula de las FARC ordenó a sus miembros ir a “sitios seguros”.
“Ubicación de nuestras unidades a sitios seguros es para evitar provocaciones de quienes se oponen al acuerdo de paz, pero #LaPazNoSeDetiene”, escribió el miércoles en su cuenta en Twitter Pastor Alape, miembro del Secretariado que dirige la organización marxista.
Esto ocurre en el marco del cese al fuego bilateral y definitivo en vigor desde el 29 de agosto y que, a pesar del revés electoral, tanto la guerrilla como el gobierno se han comprometido a mantener.
“Sigue vigente, y seguirá vigente”, dijo el presidente Santos el mismo domingo, a poco de conocerse el triunfo del “No” en el plebiscito.
Horas después, el jefe supremo de las FARC, Rodrigo Londoño (Timochenko), declaró desde La Habana, adonde regresó tras firmar el pacto en Cartagena, que los “frentes guerrilleros en todo el país” cumplirán la “necesaria medida de alivio a las víctimas del conflicto, y en respeto a lo acordado con el Gobierno Nacional”.
Santos amplió hasta el 31 de octubre la vigencia del alto al fuego, pero aclaró que éste “puede ser renovado y extendido para garantizar y preservar el principal avance logrado en la negociación: el fin de la violencia y la tranquilidad de los colombianos”.