Soy de quienes piensan que la rueda de prensa y las acciones de la así llamada Plataforma en Defensa de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el pasado 18 de octubre, dos días antes de la acción abiertamente inconstitucional del régimen de Nicolás Maduro y sus títeres contra el derecho del pueblo a elegir y decidir, son muy significativas. La lista de los participantes en la rueda de prensa incluye una pléyade de ex-ministros de Chávez y figuras importantes de lo que ahora en pleno derecho se podría llamar chavismo originario, o chavismo disidente, dependiendo del punto de vista. Freddy Gutiérrez, quien leyó el documento central, Gustavo Márquez, Nicmer Evans, Héctor Navarro, Ana Elisa Osorio, Santiago Arconada, Oly Millán, Cliver Alcalá Cordones, Gonzalo Gómez y César Romero.
Invito a todo quien quiera reflexionar sobre lo complejo y peligroso de la situación venezolana a que lean en su integridad el documento presentado por la Plataforma en Defensa de la Constitución (http://www.aporrea.org/ddhh/a235779.html). Descubrirán que los planteamientos esenciales sobre la defensa de la Constitución en poco difieren de los levantados por la oposición democrática. Inclusive, y especialmente en lo que se refiere al RR y a la responsabilidad de las instituciones y la FAN. Las diferencias que en el documento se señalan con la MUD no son cosméticas, pero es muy revelador que debieron ser explicitadas dado la enormidad de las coincidencias.
Frente a estos señalamientos cabe por supuesto la reacción visceral de que todo es una mentira de los chavistas disidentes, inclusive en colusión con el madurismo para engañar a los ingenuos escuálidos. Quizás. Yo prefiero pensar que la disidencia con el autoritarismo encabezado por Maduro, Cabello y sus marionetas en las instituciones judiciales y electorales de Venezuela es real y que los disidentes advierten el riesgo inminente de una confrontación abierta entre venezolanos, inclusive el peligro de una guerra civil.
Conviene entonces preguntarle a los disidentes chavistas, a la MUD y a los otros factores opositores: ¿Será posible la creación de un verdadero Frente en Defensa de la Constitución que incluya a todos los factores políticos y sociales que están decididos a enfrentar el golpe de estado que se gesta desde el interior del régimen madurista? Las implicaciones de esta interrogante son inmensas porque obligan a reconsiderar todo el panorama político venezolano y abren una puerta de reflexión y acción sobre lo que es posible hacer. Por otro lado, es claro que jugaría al suicidio político cualquier dirigente, opositor o chavista, que se atreviera a hacer este planteamiento sin consultar a las bases sociales de sus respectivos países azul y rojo. Pero el drama y la frustración inmensa de un pueblo están allí, al rojo vivo, y exigen respuestas políticas posibles de la dirigencia.
Lo interesante de esta ruta de reflexión es que la misma no pone cortapisas a las acciones de calle, reclamos institucionales y movilización en el terreno internacional, para exigir el respeto a la Constitución y a la soberanía popular, hoy secuestradas por el madurismo militarista. Más bien le daría una carta de presentación distinta a la posibilidad del diálogo entre posiciones extremas, intentando cercar a quien se ha convertido en el máximo exponente de la oposición al diálogo: la oligarquía madurista.
La estrategia de la MUD de avanzar en la exigencia del RR en el 2016, probablemente en conjunción con los pronunciamientos de la disidencia chavista, obligaron a la cúpula militarista del PSUV, encabezada por Cabello, a dar un zarpazo brutal a la democracia venezolana. Esto los ha terminado por exhibir frente al mundo entero como una proto-dictadura que no vacila en impedir el ejercicio de la soberanía popular y en reprimir a mansalva a su propio pueblo cuando se siente en minoría. Por contradictorio que parezca, la acción de la oligarquía madurista de suspender el RR es un triunfo político muy importante para la oposición, porque exhibe de manera pornográfica la verdadera naturaleza del régimen. Por supuesto que el objetivo de la decisión del CNE es desmoralizar a la población, pero no pueden evitar que su situación de debilidad política sea evidente.
Tiempos muy complejos para Venezuela. Finalmente hemos llegado a la encrucijada en la cual la paz de la República está seriamente en juego. Aceptar mansamente la imposición dictatorial del régimen de suspender el ejercicio del voto y el secuestro de la soberanía popular, de la cual surge en última instancia su mandato, no es una opción. La acción hoy 22 de octubre de nuestras mujeres en Caracas, encabezadas por un grupo de valientes dirigentes, es una muestra de lo que viene. Pero estas acciones de calle deben responder a una estrategia concertada, nacional e internacional, que involucre a las organizaciones sociales y a todos los actores políticos que coincidan hoy en cerrarle el paso al autoritarismo.
Que la política es el arte de lo posible y que no es posible garantizar un hecho como el RR sin tener las fuerzas para hacerlo es algo que los venezolanos hemos ido aprendiendo lenta y dolorosamente. No hay razón para el desánimo, pero si para estar intensamente preocupado por el futuro de nuestro país. Por eso quizás conviene hoy recordar las palabras del Padre Arturo Sosa, hoy general de Compañía de Jesús: “Laesperanzadeloimposible espartedelaexperienciacristianadenuestrafe”. Y la de la lucha por la democracia y la libertad añadiría yo.
Vladimiro Mujica