Evidentemente que nuestro País se encuentra en una coyuntura sumamente complicada. Los líderes responsables de buscar la salida están radicalizados en sus posiciones y de hecho, parece que se han cerrado las puertas a la negociación.
Por una parte tenemos al gobierno, principal responsable de lo que ocurra, por su falta de humildad, su ausencia de sensibilidad ante el continuo deterioro de la calidad de vida del venezolano en todos sus órdenes, su decisión de mantenerse aferrado al poder a sangre y fuego, su sectarismo político-ideológico que le ha llevado a imponer un modelo fracasado que tiene el rechazo de la inmensa mayoría del pueblo, por secuestrar todos los poderes del estado con acólitos incompetentes carentes de sindéresis para gobernar y por terminarse creyendo todo cuanto inventaron para justificar su desastroso gobierno.
Por otro lado la oposición, cuyas posturas disímiles les ha llevado a tomar decisiones dudosas y a destiempo; sus múltiples factores que no ocultan la lucha por el liderazgo y aspiraciones les ha llevado a muchos, a tener agendas paralelas que le han restado eficacia a la acción opositora y ha despertado naturales desconfianzas entre ellos y el pueblo que les observa y no quiere sentirse utilizado.
Simultáneamente, un pueblo que despertó, que está desesperado y dispuesto a salir de este callejón, a como dé lugar. Quienes acudieron este miércoles a las masivas acciones de calle que el oficialismo ha pretendido acallar están enviando mensajes muy claros que debemos leer.
Por una parte, al Gobierno: “Aquí no hay miedo y estamos dispuestos a todo para restituir en nuestro país la libertad, la Democracia y el estado de Derecho”. El gobierno debe entender que su tiempo concluyó, que perdió totalmente la confianza popular y que este pueblo no desea que continúe y se vaya. Bien por vía del revocatorio o por la renuncia del Presidente. Ojalá, el Señor Nicolás Maduro así lo entienda y evite usar la fuerza para pretender doblegar la voluntad popular, con actuaciones oprobiosas, infelices y contraproducentes, como la realizada por el Ministro de la Defensa, General Padrino López, quien deja de ser parte de la solución para convertirse en parte del problema, la cual lejos de amedrentar, exacerbó la justificada ira contenida en el pueblo. Ojalá, los líderes serios y responsables que existen en los grupos progubernamentales, actúen y ofrezcan sus servicios al País en estos momentos.
Pero igualmente a los factores de la MUD: queremos unidad de propósitos, necesitamos que asuman el liderazgo de este movimiento popular, plural y democrático, con decisiones transparentes y concertadas entre TODOS sus factores para generar confianza; los líderes de la MUD tienen una profunda responsabilidad ante el País para conducir este gigantesco movimiento popular a la victoria, evitando que se desvíe hacia la violencia o que el pueblo los sobrepase y se lance a una lucha sin control. Eso sería sumamente grave.
“TENEMOS QUE SEGUIR Y ACATAR LOS LINEAMIENTOS DE LA MUD”
Finalmente, a las organizaciones que gozan de credibilidad: la Iglesia Católica y otros credos religiosos, así como aquellas que por su seriedad están llamadas a cumplir un importante papel de mediación en estas delicadas circunstancias, para encontrar respuestas eficaces como salida a la crisis. Aquí debería esta nuestra FANB, heredera de nuestro glorioso ejército libertador, como garante insustituible del orden constitucional, pero que lamentablemente está siendo conducida a pagar la factura histórica de este desastre. Aún estamos a tiempo!