A hurtar los atributos de Santa Lucía se atrevieron ayer, a las 4.45 de la tarde, seis vándalos, entre ellos una mujer. Raptaron por unos minutos al sacerdote Guillermo Sánchez y los tres jóvenes que pintaban la fachada. Los amarraron y los amenazaron, publica La Verdad.
La comunidad alistaba los preparativos para las fiestas patronales, a celebrarse el próximo 12 de noviembre con la tradicional Bajada. Los muchachos estaban afuera del templo, en el sector El Empredrao, mientras el párroco iba a una ferretería a comprar una bomba de agua. Los delincuentes entraron por el despacho, presuntamente, para solicitar una misa en acción de gracias, detalló Mario Chourio, director de eventos de la Alcaldía de Maracaibo y fiel colaborador de la parroquia.
Unos 45 minutos permanecieron en el templo los atracadores, recordó el sacerdote, quien explicó que a los cuatro los amarraron con tirraje. Dos de los maleantes lo insultaron y lo vejaron para que les dijera dónde guardaban la corona. Como no hablaba lo apuntaron en la cabeza con un revólver y un cuchillo en el cuello. Le arrebataron las llaves de la iglesia, su reloj, tres teléfonos celulares y su billetera.
Otra de las víctimas explicó que dos asaltantes corrieron a buscar la corona de oro macizo de la Virgen y una de sus palmas bañada en oro, así como las prendas de valor, collares, dinero y otros obsequios que los devotos le conceden a su patrona en cumplimiento de sus promesas. Mientras los otros tres los tiraron en el piso y los pateaban.
El padre Guillermo, como lo conoce la comunidad, describe a los agresores como morenos, altos y corpulentos, más no identificó a la mujer que los acompañaba. No los vieron al momento de huir.
Los funcionarios de Polimaracaibo llegaron rápidamente para atender la denuncia y controlar la situación. Aún no hay identificación de los ladrones. La Policía prosigue en su búsqueda.
Los luciteños acudieron a su grey apenas se enteraron. Grupos de vecinos se agolparon en la calle principal. Con esperanza y fe mantienen su convicción de que la Virgen Chinita recuperará la diadema dorada y los autores del saqueo reflexionarán sobre sus actos y se entregarán.
Josefa González, feligresa de la parroquia, exclamaba que quienes hicieron tal fechoría “no tienen corazón”.
Una petición sospechosa
El sacerdote asegura que sus victimarios habían recurrido al templo el pasado viernes 28 de octubre para pedirle que visitara a una hermana de ellos que estaba enferma para que orara por su salud. Este se negó porque les dijo que no le correspondía atender esa zona, ya que no se encuentra dentro de su jurisdicción parroquial.