La mesa angosta de los desacuerdos, por José Luis Zambrano Padauy

La mesa angosta de los desacuerdos, por José Luis Zambrano Padauy

Los rostros eran el poema inmemorial de las contusiones políticas. Los dos bandos habían combatido sus pareces en la informalidad del debate privado. Sus representantes yacían con expresiones complejas, unos esbozando una socarrona sonrisa de triunfador sin complejos, mientras otros delataban en sus miradas desabridas y tenues, haber sido vulnerados en sus propios orgullos.

Ese fue el escenario inicial de la rueda de prensa para detallar el confuso listado de acuerdos implacables de la tan abrupta mesa de diálogo. El representante del Vaticano asumió su papel de moderador empecinado en amansar las aguas turbias nacionales. Su tono apacible, revestido de una indulgencia diplomática propia de estar inmerso en un país en guerra, sirvió de preludio a los voceros incorregibles.

La satisfacción del lado oficialista resultó tan portentosa e impertinente, que quienes tuvimos la valentía de ver esas intervenciones por televisión, nos llenamos de un aire enrarecido de aflicción y disgusto, como si la derrota estuviese servida en la mesa de la desesperanza. Tras un intercambio de peroratas aburridas y palabras cinceladas de memoria, por fin se pronunció el listado de los acuerdos.

El primero de ellos fue el repetir las elecciones de Amazonas. Sentí que se metió la pata en una mesa que debería de tener sólo cuatro. La fraudulencia de esos comicios y la invalidez de esos representantes parlamentarios sólo son vistas por los personeros del gobierno y los magistrados artificiales del TSJ, pues saben a conciencia que con ellos se tendría la mayoría requerida en el Poder Legislativo para los cambios necesarios.

Otros puntos en mención fueron el respeto de la autonomía, constitucionalidad y atribuciones de la Asamblea Nacional, así como las elecciones por “acuerdo” de los miembros del CNE. Mensajes de escepticismo, desconfianza e incertidumbre poblaron las redes sociales, cuyos ciudadanos están cansados de la sazón de engaños en la cacerola endiablada del futuro de la nación.

Todo parece risible cuando esta misma semana llovieron las noticias sobre lo lamentable de nuestro salario mínimo, inferior al de Haití, que lleva a muchos ciudadanos a comerse los desperdicios y a otros más resueltos, a tragarse la carne de burro, como aquellos ciudadanos que viven en la Sierra de Perijá.

El comunicado leído casi con indiferencia y con una voz trémula por el alcalde Ocariz, señalaba también el compromiso del Ejecutivo de permitir el ingreso de alimentos y medicinas al país, además de mecanismos para importar y distribuir mercancías. Pero lo exasperante de tal anuncio, fue que ya más del 50 por ciento de los industriales señalaron estos días, que no efectuarán inversiones en los próximos seis meses.

También se expuso que se liberarán presos en las próximas horas, pero sin especificar si son los más de 100 encarceladas por la condición de político o una serie de prames funestos, armados hasta los dientes, que operan de forma atrevida desde los recintos de reclusión.

Si el fin de esta mesa intangible es una salida electoral a la crisis política, por qué el único sufragio en mención fue el de los pobres legisladores de Amazonas. Dónde se alude al Referendo Revocatorio y al mega proceso comicial para elegir desde el Presidente hasta los concejales del poblado más remoto.

Algunos vaticinan que ya la providencia nacional está en disposición, que lo no dicho es que se emanciparon las determinaciones y el tiempo de Maduro en el poder radica en definir su exilio, programar los pasos de transición y desmadejar el tiempo para los buenos aires de este país en desgracia. Ojalá y prevalezca la conciencia en orden, pues una salida violenta empujada por los porrazos categóricos del hambre no beneficia a nadie.

 

MgS. José Luis Zambrano Padauy

Director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”

zambranopadauy@hotmail.com

@Joseluis5571

 

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