Los obispos católicos de Estados Unidos pidieron hoy al presidente electo del país, el republicano Donald Trump, que adopte políticas humanas hacia los inmigrantes y los refugiados. EFE
Los líderes religiosos hicieron esa petición hoy en el inicio de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., su reunión anual de cada otoño, que se celebra en Baltimore (Maryland) y que durará hasta este miércoles.
El presidente de la conferencia y arzobispo de Luisiana, Joseph Kurtz, reflejó ese sentir en una carta que le envió al nuevo presidente electo.
El representante de los 315 miembros de la conferencia, entre los que se encuentran sacerdotes, diáconos, obispos, religiosos y seculares, afirmó que el servicio y la bienvenida a las personas que huyen de los conflictos y de la violencia es parte de su identidad como católicos, por lo que continuarán ofreciendo esta ayuda.
Kurtz explicó que es un deber acoger y proteger a los recién llegados, en particular a los refugiados, y mostró su disposición a trabajar con el nuevo Gobierno para garantizar la recepción de refugiados con humanidad.
“Continuaremos promoviendo políticas humanas que protejan la dignidad inherente de refugiados y de los inmigrantes, para mantener unidas a las familias, a la vez que conservamos el honor y el respeto las leyes de este país”, agregó Kurtz.
El arzobispo de Luisiana indicó también que los obispos y religiosos tienen que defender a las familias indocumentadas que temen las políticas de inmigración de Trump, y expresó su apoyo a los “hermanos y hermanas” que llegan al país huyendo de la persecución y para trabajar “duro”: “Estamos con ustedes”, subrayó.
El pasado viernes, el obispo auxiliar de Seattle y presidente de la Comisión Episcopal de Migración en la Conferencia de EE.UU., Eusebio Elizondo, emitió un comunicado para defender el trato “humano” a los inmigrantes tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre.
Dentro de sus primeros 100 días de Gobierno, el presidente electo ha prometido reducir los niveles de asilo y prohibir la entrada a EE.UU. de los refugiados procedentes de países como Siria, donde actúan grupos terroristas como el Estado Islámico (EI), ante la “imposibilidad” de comprobar cuál es su origen.
Para acabar con la inmigración irregular, Trump impulsará una ley destinada a construir un muro en la frontera sur estadounidense y que incluirá una cláusula “de completo entendimiento de que México reembolsará a Estados Unidos por el coste completo del muro”.
En esa ley, Trump quiere incluir una política para encerrar durante dos años en prisión a los inmigrantes que traten de volver a EE.UU. una vez que hayan sido deportados en una ocasión anterior.
Estas medidas también significarían la deportación de los inmigrantes que tienen “antecedentes penales”, lo que afecta a cerca de tres millones de personas, una cifra alejada de los 11 millones de inmigrantes ilegales que, durante la campaña electoral, el magnate dijo que quería deportar.