La Caracas de los techos rojos, la de Aquiles Nazoa dejó de serlo. Y atravesando sus arterias citadinas se erige el Metro de Caracas, como la gran solución. Sin embargo, se ha venido saturando por exceso de su demanda.Ese servicio subsidiado por el estado, y gerenciado por el gobierno ha devenido en una lenta, pero poderosa bomba de tiempo, que hace explosiones a diario. Niños, adultos, nuestros viejitos y vecinos con limitaciones de movilidad reciben atropellos que generan todo tipo de reacciones, y que disparan la tasa de accidentes diarios.
Es sencillo. El transporte superficial cuesta entre 60 y 80 bolívares. Los estudiantes cancelan la mitad, y la juventud prolongada no paga. Entonces, ¿por qué no igualar el costo del metro, para equiparar las demandas de los servicios. El Metro a 4 bolívares, no ayuda a resolver el problema de fondo de las economías populares, en cambio genera molestias, incomodidades. Manteniendo el apoyo a la tercera edad, y estudiantes; se hace necesaria revisar la tarifa actual.
El Metro de Caracas es la crónica de un colapso anunciado. Pero aún podemos revertir ese problema.