La educación es clave para el desarrollo nacional. Ni el petróleo, ni otra actividad relacionada con la extracción de recursos naturales nos llevará al primer mundo, lo hará la educación, el conocimiento y la innovación. Sin embargo, la pobreza y la marginalidad obstaculizan el acceso a la educación por parte de las grandes mayorías, de hecho, los conocedores del asunto nos han indicado que existe una correlación entre los bajos ingresos familiares y la deserción escolar.
Por Julio Castellanos / @rockypolitica
Pese a que esta correlación es más que obvia, los programas de apoyo alimentario dirigido a los estudiantes de la educación pública funcionan terriblemente. En particular, puedo hablar del caso de las instituciones educativas ubicadas en la zona rural del Municipio Libertador (Carabobo) con nombre y apellido: U.E. Barrerita, U.E. Guaratarí y U.E. La Arenosa. En dichas escuelas el Programa de Alimentación Escolar (PAE) es prácticamente inexistente. Los estudiantes revelan que reciben solo cuatro almuerzos al mes y la carga proteica de los mismos es inferior al estándar.
La ausencia de supervisión es la primera falta. Hace algún tiempo los directores de escuela han dado la espalda a la natural labor de fiscalizar la operatividad de los comedores y el rol de las llamadas “Madres Procesadoras” que, bajo el eufemismo de “colaboración”, reciben un salario por debajo del mínimo legal y ningún derecho laboral contractual. El caldo de cultivo para cualquier acto de desviación, extracción o corrupción está servido. ¿Dónde está llegando la comida del PAE? ¿Se estará desviando al mercado negro? Allí están las interrogantes para que las autoridades competentes investiguen. Pese a ello, debemos reflexionar sobre qué esperamos lograr con unas escuelas con niños hambrientos en sus salones. ¿Cómo pueden aprender?.
Esta situación revela el poco interés del régimen en la educación popular. Para los gobiernos sustentados en la fuerza de las armas antes que en el voto democrático, como el actual, la prioridad de sus actos se centra en el control de las masas a través de la propaganda invasiva, la represión y, tal como lo vemos en relación a la instrucción escolar, con la proliferación de la ignorancia.
Ahora bien, ¿Qué hacer? los estudiantes y los vecinos deben denunciar, manifestarse contra lo que más que un abandono de la labor docente del Estado Venezolano, en un política premeditada para destruir la esperanza y el futuro de los que hoy son alumnos en las escuelas públicas. Aunque los directores cumplan un deber de apaciguamiento y persecución de todo lo que huela a disconformidad entre alumnos y docentes dentro de las escuelas, son los vecinos, padres y representantes, los que deben movilizarse para hacer públicas las fallas del PAE y todas las múltiples carencias de las escuelas. Esa debe ser la auténtica labor de la resistencia antidictatorial, luchar contra el hambre, contra la ignorancia, denunciar la ausencia de un gobierno con responsabilidad social y antetodo sobreponerse ante el miedo. Primero debe cansarse la dictadura de tiranizarnos que el pueblo en resistir.
Espero pronto ejercer el rol de padre, seguro compartiré con todos los representantes el deseo de ofrecerle todas las oportunidades posibles a nuestros hijos. Ese debe ser el motor de nuestra lucha, como dice Henry Ramos Allup:
“¡Si Hay Futuro”!
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica