Si las jornadas se le hacen eternas, quizás sea una cuestión personal. Ya sabemos que el tiempo es relativo. Pero, en el fondo, va a tener razón. Aunque sea solo por casualidad. En efecto, los días de la Tierra son cada vez más largos. Ahora bien, no es probable que se observe a corto plazo y menos que vayamos a darnos cuenta, ya que se necesitarían alrededor de 6,7 millones de años para ganar sólo un minuto, según un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society A. Eso, si el planeta sigue en su sitio. Así lo reseña abc.es
Astrónomos del Real Observatorio de Greenwich han determinado que durante los últimos 27 siglos, el día medio se ha alargado a una velocidad de alrededor de 1,8 milisegundos (ms) por siglo. Esto es «significativamente menor» que la tasa de 2,3 ms por siglo previamente estimada, que requiere de tan sólo 5,2 millones de años para agregar un minuto. Así que los días se alargan sí, pero menos de lo que se presuponía.
«Es un proceso muy lento», dice la astrónoma Leslie Morrison, responsable del estudio. «Estos cálculos son aproximados, ya que las fuerzas geofísicas que operan en la rotación de la Tierra no serán necesariamente constantes durante un largo período de tiempo», precisa. Por ejemplo, «la posibilidad de que se produzcan edades de hielo interrumpirá estas extrapolaciones simples».
La estimación anterior de 2,3 ms se había basado en los cálculos de las fuerzas gravitacionales del sistema Tierra-Luna, el que influye en las mareas oceánicas. Para el nuevo estudio, Morrison y su equipo utilizaron las teorías gravitacionales sobre el movimiento de la Tierra alrededor del Sol y la Luna alrededor de la Tierra, para calcular el tiempo de los eclipses de la Luna y el Sol con el tiempo, según se ve desde nuestro planeta.
En tablillas babilónicas
Entonces calcularon desde donde en la Tierra éstos habrían sido visibles, y lo compararon con las observaciones de los eclipses registrados por los antiguos babilonios, chinos, griegos, árabes y europeos medievales. «Obtuvimos registros históricos relevantes, de los historiadores y traductores de textos antiguos», explica Morrison. «Por ejemplo, las tablillas babilónicas, que están escritas en escritura cuneiforme, se almacenan en el Museo Británico y han sido decodificadas por expertos»
El equipo encontró discrepancias entre los eclipses donde deberían haber sido observables, y donde en la Tierra que se vieron realmente. «Esta discrepancia es una medición de cómo la rotación de la Tierra ha ido variando desde 720 AC», cuando las antiguas civilizaciones empezaron a llevar registros de eclipses.
Los factores que influyen en la rotación de la Tierra incluyen la capacidad de frenado de la Luna, la alteración en la forma de la Tierra debido a la disminución de los casquetes polares desde la última Edad de Hielo, las interacciones electromagnéticas entre el manto y el núcleo, y los cambios en el nivel medio del mar, según los investigadores, recoge Phys.org.
La desaceleración de la órbita de la Tierra es la razón por la que los relojes de altísima precisión tienen que ajustarse cada pocos años para asegurar que se mantienen en sincronía con la rotación de nuestro planeta.