Una de las innovaciones más perversas del llamado “Socialismo del siglo XXI” fue la promoción de la discriminación política como práctica gubernamental en Venezuela desde 1998. El lento e inmoral establecimiento de una sociedad dividida entre ciudadanos de primera y de segunda ha permeado en todos los escenarios y su impacto en las comunidades es notable, al punto en que precisamente en los momentos de mayor precariedad económica y escasez, como el actual, las preferencias, el amiguismo y el “chapeo” resultan tanto más persistentes como nocivos. Hoy, con los CLAP o con las UBCH, algunos venezolanos pueden comer y otros no, por mencionar uno de los más reprochables ejemplos.
Esta semana pude escuchar atentamente a los dirigentes vecinales Rosa Miranda y Ariamny Aponte quienes me expresaron las distintas problemáticas de la comunidad de Los Chorritos, Municipio Libertador (Carabobo), y de primera mano, recorriendo sus calles, me informaron que los CLAP (Los cuales solo pueden ser integrados por miembros de las UBCH) han confiscado alimentos de negocios privados con el argumento de distribuir las famosas bolsas, sin embargo, las mismas nunca llegan. ¿Qué sucede entonces? La comida se desvía y llega a los privilegiados “camaradas”, el criterio de selección no es la necesidad sino la filiación política, el familiar o el amigo.
Pero no es la única demostración de discriminación oficialista que sufren en Los Chorritos. Recientemente se pudo conocer a través de los medios de comunicación que a esta comunidad llegó el programa “Barrio Nuevo, Barrio Tricolor”, pues, mucha propaganda y pocos hechos, muy pocos pueden decir que recibieron algún beneficio pero los “panitas” si lo reciben. A la discriminación como Política de Estado, al Apartheid que sufren los ciudadanos específicos considerados de segunda por los CLAP y las UBCH, se suma también la discriminación difusa, en tanto que Los Chorritos es una comunidad tradicional, establecida, de clase trabajadora, que termina por ser excluida de los planes de inversión pública con el alegato de que “en otros lugares hay más necesidades”.
Tal argumentación ha permitido la desinversión en el ambulatorio dependiente de INSALUD de Los Chorritos, que termina funcionando solo algunas horas al día y se encuentra expuesto a la impune visita del hampa. Asimismo, el desmantelamiento del transporte público ocurre día a día, sin que ninguna autoridad competente se asome siquiera. Por otra parte, el Programa de Alimentación Escolar llega irregularmente a las unidades educativas públicas del sector.
Sin embargo, aunque la política de discriminación sistemática practicada contra los habitantes de Los Chorritos por los tres niveles de gobierno (Municipal, Regional y Nacional) sea antinatura y perversa, sus vecinos no han cedido su dignidad. Su gente buena aguarda pacientemente el momento de cobrar las acciones y omisiones de los gobernantes irresponsables: Las Elecciones. Con el voto ciudadano se castigará la indolencia, la injusticia y la desigualdad. Así lo escuché, así lo cuento.
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica