Como si de una broma se tratara, el presidente Maduro ordenó sacar de circulación en tiempo record los billetes de 100 bolívares, los de más alta denominación, en momentos en que hacemos más gastos por tratarse de las festividades decembrinas, y en medio de la más alta inflación de nuestra historia. Una medida incomprensible que lejos de ayudar, empeora la situación de todos y cada uno de los venezolanos; cosa que parece no importarle al mandatario del país.
Los especialistas han sido claros al advertir que solo para adaptarnos al nuevo cono monetario tienen que transcurrir al menos 40 días, lo que ratifica que 72 horas es un tiempo muy corto para hacer el cambio de al menos 6 mil millones de billetes, como lo ha ordenado Maduro; y más aún si hablamos de los de 100, equivalentes al 50 % del cono monetario actual.
Sin duda alguna el gobierno escogió la estrategia de canje más traumática para la población, y el momento menos indicado. Bien lo dijo nuestro Diputado a la Asamblea Nacional y economista, José Guerra: “El problema es que la inflación destituyó la capacidad adquisitiva del billete”, y ante esto los enchufados de Miraflores no saben qué hacer.
La pregunta obligada es ¿y ahora cómo pagaremos el pasaje en autobús, el estacionamiento o la gasolina, sin efectivo en la cartera?
¿Cómo le explicamos a nuestros hijos que no podemos comprarles un raspao, o un perro caliente en la calle?
Mataron al bolívar, al que llamaban fuerte, pretenden revivirlo lanzando nuevas denominaciones al mercado, y para rematar nos sacrifican dejándonos sin dinero, en plena navidad.
¿Hasta cuándo somos conejillos de india de los experimentos incompetentes de este gobierno?
Es evidente que no tienen ni idea de cómo reparar lo mal hecho, pero lanzarnos un corralito disfrazado ya es el colmo.
El delirio por combatir una guerra económica generada por ellos mismos, los tiene desesperados. Cierran la frontera con Colombia nuevamente, acusan a políticos y sectores financieros de una mafia de billetes, y hasta denuncian acaparamiento de nuestra moneda en el exterior, como si valiera mucho un billete de 100.
Triste que tengamos que ser nosotros quienes suframos las consecuencias de este cuento de horror inventado por el gobierno para tapar su responsabilidad en el desfalco de la nación.
La realidad es que nos enfrentamos a un panorama muy poco alentador, con una moneda devaluada, un precio del petróleo por debajo de los 60 $ el barril, una inflación estimada en 700 % para finales de año y una escasez de alimentos y medicinas superior al 80 %, lo que nos convierte en una nación muy volátil en pleno siglo 21; tanto que para medianamente abastecernos el gobierno aceptó, a regañadientes, la entrada de ayuda humanitaria al país; mecanismo que se activa en naciones en conflicto armado o afectadas por algún fenómeno natural.
¡Así estamos!
Es evidente que la crisis económica y social los superó, y que no tienen ni idea de cómo remendarlo, ante lo cual reiteramos que la galopante inflación solo puede frenarse cambiando de modelo señor Maduro; y esa medida sí debe ser URGENTE, como urgente es concretar una salida electoral a esta coyuntura.
Queremos vivir en progreso; tener la disponibilidad y el poder adquisitivo para ofrecerles a nuestros hijos unas navidades dignas, con salud, en familia, con regalos y comida; ¡como merecemos!
¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!