Lo peor que podemos hacer aquellos quienes nos decimos analistas políticos es escribir de manera irresponsable. Los analistas interpretamos -o al menos debemos intentarlo- lo que hacen aquellos que influyen en la actividad política. Y digo influyen porque no todo aquel que está en la actividad política es un dirigente que influye en lo que sucede, o bien no todo aquel que influye es un dirigente político.
El caos en el que está sumido en estos momentos el país requiere de toda nuestra disciplina y seriedad en lo que se dice y se escribe. He leído textos, visto y oído archivos de audio y video de cualquier cantidad de personas -conocidas y desconocidas- que no han contribuido en nada a aclarar lo que está pasando, sino todo lo contrario. La gran ventaja que significan los adelantos en materia comunicacional se vuelven en nuestra contra al no saber qué es y que no es verdad de lo que circula en las redes sociales. Y el régimen lo sabe y lo utiliza muy bien.
Personas que reenvían una y otra vez mensajes falsos de laboratorio, algunos atribuidos a personalidades como la Dra. Blanca Rosa Mármol de León, invitando a la violencia, generan más zozobra y temor en una población que no ve liderazgo político alguno, especialmente en la oposición oficial.
Ese ambiente de desinformación es el caldo de cultivo ideal para cualquiera que trate de aventurar y la gente crea que se trata de algún mesías salvador. Todo esto pasa en el medio de un vacío de liderazgo de una dirigencia política que le pueda decir el camino a seguir a una población indefensa y en la peor condición posible: hambrientos, robados por el régimen y empobrecidos al límite por la inflación más alta del planeta.
Es en estos momentos de mayor obscuridad donde cualquiera que se consiga una caja de fósforos cree tener un reflector para guiar a la población hacia cualquier destino, en momentos que la incertidumbre y la desesperanza están a la orden del día. Y lo lamentable es que la población está en un estado de desesperación tal que los seguirá porque se agotaron las opciones. De allí que se requiera con urgencia de un mensaje mesurado y oportuno, claro y convincente, pero sobre todo serio, honesto y ético de una verdadera dirigencia política.
Varias veces he referido el ejemplo de Sir Winston Churchill quien en lugar de engañar a la gente de una Inglaterra en ruinas, solo les dijo “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. Y los ingleses fueron capaces de soportar todo tipo de sacrificios, resistiendo los embates de un enemigo formidable solo porque su liderazgo se puso al frente de ese reto y no les mintió, infundiéndoles el coraje para resistir y luchar, resultando al final victoriosos.
Mostrar un camino con seriedad y firmeza, recorriéndolo con el ejemplo es necesario, pero también muy duro, y exige mucho trabajo y dedicación. En la Alianza Nacional Constituyente-ANC no somos un partido político. Somos un grupo de venezolanos cuyo único líder es un Proyecto de un país distinto, el Proyecto País Venezuela, que solo puede ser posible si se discute en una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Hemos declarado una y mil veces que este camino no está signado por el cambio de este desgobierno sino por el cambio de toda la estructura que lo sostiene –que tiene más de 18 años- y que si se cambia, cambiará igualmente quienes lo conducen.
Pero no se puede caer en el espejismo de pensar que el régimen que nos desgobierna permita que se use cualquier fórmula derivada de los poderes Constituidos, incluyendo la Asamblea Nacional, para hacer efectiva la palabra de un pueblo conformado en Poder Constituyente Originario.
El camino que hemos propuesto para hacerle frente a la dictadura es completamente inédito y a la vez sencillo de entender, pero muy difícil de aceptar por quienes desean conservar las cuotas de poder de siempre. Venezuela tendría que pasar por ese cambio, de las antiguas a las nuevas estructuras, para poder encontrar el camino a la modernidad, algo semejante a lo que ocurrió en 1947 cuando los venezolanos adquirieron sus derechos políticos de las manos de una Asamblea Nacional Constituyente.
Es por esa razón que el camino se ha hecho más largo pero no menos aleccionador. Luego de haber pasado todo el año 2016 por el rosario de “salidas” constitucionales, esperando que a las fuerzas políticas y otros grupos desesperados por salir inmediatamente de este estado de cosas, “les cayera la locha” que el régimen no permitiría -ni permitirá- una solución electoral e institucional a la crisis, poco a poco se va entendiendo el camino Constituyente Originario. Sin embargo en algunos casos aún no se ha comprendido a cabalidad, e incluso se desea aprovechar para encubrir posicionamientos políticos.
Algunos factores insisten en que aun contamos con la Asamblea Nacional como el único oasis democrático en este desierto que es la dictadura castro-comunista de Nicolás Maduro. Y lamentablemente no es así. La Asamblea será un oasis en tanto y en cuanto los partidos opositores que se encuentran en ella asuman su responsabilidad histórica de cumplir el mandato concedido por el pueblo el 6D-2015. Si no lo han hecho hasta ahora, deberíamos preguntarnos seriamente porqué.
Los partidos pueden continuar en el juego de seguir siendo diputados en una dictadura a ver que consiguen de esa condición. Pero el resto del país no puede darse el lujo de seguir esperando. Para ello hemos propuesto un camino serio y claro al país que se resume en los siguientes 4 pasos: a) Profundizar el proceso que ya comenzamos de recolección de manifestaciones de voluntad de acuerdo con el documento publicado por la Alianza denominado “Bases Constituyentes, Propuesta de los ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html) hasta alcanzar el mínimo y más allá del 15% del Registro Civil y Electoral, tal y como indica el Artículo 348 constitucional. Este documento no es estático, y está en revisión continua para lograr que sea cada vez más transparente, justo y democrático para los venezolanos; b) Seguir constituyendo Juntas Activadoras del Proceso Constituyente Originario (JAPCOs) para organizar a la sociedad civil en todos los Estados del país, de acuerdo a lo establecido en ese documento; c) Una vez alcanzado ese 15%, elegir el Consejo Nacional Constituyente y demás estructuras establecidas en las Bases Constituyentes para proceder a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente; d) Exigir por todas las vías de lucha No Violenta a las Fuerzas Armadas la obediencia debida al Poder Constituyente Originario para que respalden el proceso y convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.
Como se verá, allí no está involucrado ningún órgano Poder Constituido –ni puede estarlo por definición- puesto que esta elaboración proviene del sustrato mismo de la población convocada –Poder Originario-, ni nosotros como individuos tendríamos mayor figuración ni protagonismo mas allá de conducir este proceso hasta que se convoque al pueblo a una Asamblea Nacional Constituyente. Y eso es lo que hemos venido haciendo seriamente en todos estos años, sin prisas pero sin pausas.
Hemos compartido sin egoísmos con todo el que se ha acercado a nosotros para conocer el proceso constituyente y su forma de concretarse. Sin embargo, es preciso indicar que no es suficiente con tener acceso a los documentos de la Alianza para hacer realidad esta iniciativa, apropiándose de la idea para presentarla sólo como una manera de acabar con el régimen.
El Proyecto va mas allá de eso y no es un “vente tú” ocasional de grupos con ansias de figuración y poder político. Es una propuesta integral para cambiar a Venezuela y ponerla en camino correcto hacia el desarrollo. Eso es lo que ya han suscrito los Aliados que han entendido el verdadero sentido de la Alianza Nacional Constituyente. Cuando exista en el país un consenso general de ese principio fundamental, nadie estará pendiente de quien aparece en la foto. Y todo el que comparta ese ideal por una Venezuela democrática y decente, lejos de los vicios que nos han traído hasta este desastre sin sentido que es ahora nuestro país, habremos dado el paso definitivo para la recuperación de la libertad y la democracia.
Caracas, 21 de Diciembre de 2016
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