Aunque se asegura que al estado Táchira entraron recientemente cerca de 2 mil toneladas de trigo procedentes de Rusia, las panaderías de San Antonio y Ureña elaboran el pan con materia prima traída de Colombia, cuyo costo es mucho más elevado y, por consiguiente, encarece el precio del producto terminado. Así lo reseña lanacionweb.com
Panaderos de esta localidad expresaron que en la zona fronteriza siempre ha habido fallas con el suministro de harina de trigo, nacional o importada. Tal vez en San Cristóbal, por ser la capital del estado, la situación sea un poco distinta, pero en el eje San Antonio y Ureña las deficiencias de harina de trigo siempre son cubiertas con materia prima colombiana, que de una u otra manera llega a las panaderías, pero eso sí, a un precio muy superior al que tiene la harina nacional.
Mientras un saco de harina de trigo, de 50 kilos, de la que distribuye el Gobierno venezolano, cuesta entre 12 mil y 15 mil bolívares, el saco de harina colombiana vale alrededor de 75 mil bolívares, lo que obliga a las panaderías a aumentar el precio del producto para poder cubrir los gastos operativos y mantener la producción diaria.
Los fabricantes de la frontera consideran que, si verdaderamente está llegando harina importada al estado Táchira, esta debe ser distribuida de manera equitativa en todas las panaderías de la entidad. No obstante, señalan que desde hace tiempo para acá la distribución ha sido escasa, pues algunas panaderías recibieron a mediados de noviembre 20 sacos de harina y el gasto diario oscila entre 4 y 5 sacos.
Después de ese despacho, las panaderías de la localidad fronteriza no han recibido más harina nacional y han tenido que trabajar con materia prima colombiana. Además de la harina de trigo, los panaderos también trabajan con manteca colombiana, porque el producto venezolano no se consigue o no llega a la frontera. La barra de 15 kilos de manteca colombiana cuesta entre 45 mil y 48 mil bolívares.
Incrementa el costo de producto
Al tener que elaborar el pan con insumos colombianos, cuyo costo es muy superior al de los productos venezolanos, las panaderías se ven obligadas a incrementar el precio del pan, lo cual repercute en el bolsillo de las familias venezolanas que habitan en las poblaciones fronterizas. Por ejemplo, en algunos expendios el precio del pan francés subió de 60 bolívares la unidad a 120 bolívares.
Los fabricantes afirman que, si no incrementan el precio, tienen que cerrar el negocio porque no hay manera de sostenerse si venden barato. “Los clientes entienden que aquí trabajamos con materia prima colombiana, porque de lo contrario no habría pan, y pagan el producto al precio que nos vemos obligados a establecer”, expresaron fabricantes del ramo.
La falta de materia prima para mantener la producción también ha llevado a los establecimientos a limitar el horario de atención al público porque, si abren todo el día, en determinadas horas no tendrían nada que ofrecer al cliente. Por ello, algunas panaderías abren solo de 10 de la mañana a 1 de la tarde y luego de 4 de la tarde a 7 de la noche.