“La normalización de la vida parlamentaria únicamente será posible de ocurrir con todo el país y esto pasa por la destitución de Maduro Moros antes del diez de enero”, señaló el diputado Luis Barragán.
“Los parlamentarios de Vente Venezuela no abrigamos otras expectativas que la del combate cívico para la recuperación plena del Estado Constitucional y, frecuentemente inadvertido, del Estado mismo. Pronto a iniciarse el segundo período legislativo, somos ajenos a cualquier reparto burocrático. Lo importante es corregir los errores en los que incurrimos en el pasado período, pues, tampoco reemplazamos oportuna y efectivamente a los rectores del CNE y a los magistrados del TSJ, como lo exigía la ciudadanía, por lo que no es tan fácil pasar la página. Creemos firmemente en la necesidad y posibilidad real de generar los cambios que conduzcan a una transición democrática, siendo tan irrefutablemente legítima nuestra representación popular, en lugar de distraernos con ciertos escarceos que no van a centro de la crisis política que se ha agravado en correspondencia con la de todo el país, en el campo económico y social”.
Prosiguió el coordinador de la fracción parlamentaria del Partido de la Libertad: “Siguen agudizándose los problemas en todos los órdenes, faltando los alimentos y las medicinas en una población sometida al imperio del hampa, del subempleo y la desocupación abierta. Y, aunque el ordenamiento jurídico apunta a su reconducción, nadie puede ocultar el trauma y la dislocación del presupuesto público, todavía incierto al iniciarse el año, un hecho completamente inédito en nuestra historia; o, con el ascenso de un nuevo Secretario General de la ONU, no podemos aceptar el inmovilismo de una cancillería que, a lo sumo, sólo se permite balbucear una que otra cosa respecto al reclamo histórico del Esequibo. Toda una paradoja, al agigantarse sometido a los antojos de quienes secuestraron su dirección, puede decirse que no hay Estado en Venezuela”.
Finalmente acotó el diputado Barragán: “Lejos de apocarnos, superando una suerte de melancolía política, el liderazgo opositor que también lo expresan María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma, ha de crecerse en las peores circunstancias que se avecinan, señalando un rumbo democrático decidido, claro y convincente que permita reconstruir al Estado mismo. La Asamblea Nacional es una magnífica herramienta para propulsarlo al hablar de una conducción realmente participada para una unidad eficaz, alérgica a toda grandilocuencia y vanidad”.