Los precios de los productos alimenticios parecen no tener freno y con el inicio del nuevo año algunos se elevaron considerablemente, lo cual causó sorpresa en los consumidores al momento de hacer sus compras. Tal es el caso de la carne, cuyo costo al público va desde 3.500 hasta más de 7.000 bolívares, y el pollo tiene un valor de Bs. 4.500 el kilogramo. Así lo reseña lanacionweb.com
Durante el último trimestre del año 2016, la carne bajó de precio, hasta ubicarse en 2.500 bolívares el kilo, lo cual resultó atractivo para los tachirenses. Para muchos era rentable comprar carne e incluso pollo, cuyo kilo no excedía los 2.000 bolívares. Sin embargo, en el mes de diciembre pasado ambos productos tuvieron un incremento progresivo: la carne de primera pasó de 2.500 bolívares a más de Bs. 5.500, y el pollo sobrepasó la barrera de los 3.000 bolívares.
La tendencia sigue siendo al alza, ya que en los primeros días de enero los precios que los tachirenses consiguieron en los mercados municipales y frigoríficos son otros. “Por un kilo de ganso me pidieron 6.000 bolívares, y por el solomo 7.000. Llevé costilla de res a Bs. 3.500. Para el pollo ni me alcanzó la plata, porque -en efectivo- me pidieron 4.800 bolívares por kilo”, dijo asombrada Cecilia Zapata al salir del mercado Los Pequeños Comerciantes.
Comprar pollo deshuesado tampoco es una opción para los consumidores debido al alto costo. “Las alas están a 4.000 el kilo; los muslos a 4.300; la pechuga a 7.000. Si para mí no era factible llevar el pollo, por presas menos, es carísimo. Está más barata la gallina, me pidieron 3.600 por el kilo”, comentó Susana Araque, mientras hacía sus compras en un frigorífico de La Concordia.
A pesar de esos costos, todavía hay carnicerías en la ciudad que ofertan la carne de primera en menos de 5.000 bolívares, y asimismo los cortes de segunda. Algunos comercios solo reciben efectivo, otros sí aceptan pago con débito o tarjetas de alimentación.
“Hay cola, evidentemente porque se consigue la carne a 4.950 el kilo. Todavía es accesible, porque en otros lados, por muchacho me pidieron hasta 7.000 bolívares. Y el lomito, que no entra en los cortes regulados, sobrepasa los 9.000 bolívares. Aquí todavía se puede comprar, y hay ofertas en costillas y huesos”, dijo Auxiliadora, en una carnicería ubicada en el barrio Las Flores.
Aunque son pocos los establecimientos que todavía ofertan la carne en menos de 5.000 el kilo, los consumidores no dudan en peregrinar buscando economía. Como Sarahí Bermúdez, que consiguió en Barrio Obrero la carne de primera en 4.600 el kilo, llevando un kilo de costillas, callos o bofe. “Hay que buscar opciones, porque un kilo de carne a 7.000 no es accesible para nadie con estos sueldos”.
Para algunos, el esfuerzo bien vale la pena, porque no se sabe cuáles serán los precios dentro de una semana o 15 días. “Me llegó una plata y me vine a comprar carne y pollo. Para lo que me alcance, lo refrigero y poco a poco mi señora va sacando para preparar. Está caro, claro que sí, pero en unos días no sabemos qué costo tendrá. De manera que se lleva lo que se puede”, dijo Omar Ramírez, mientras contaba el dinero para cancelar.
Asimismo, José Torres hacía la fila para pagar con tarjeta de débito. Precisó que gastó 36 mil bolívares, entre tres kilos de costilla, y cuatro kilos en carne para bisté, de guisar y molida. “Pollo no compré, porque las cavas que se paran por ahí en la calle lo tienen a 3.000 bolívares y aquí no se baja de 4.500. Por presas tampoco, porque sale muy caro. Es mejor el entero, lo despresa uno mismo y lo rinde para una semana”.
Y si bien es cierto que los precios de los productos siguen en aumento, también las colas en busca de economizar y hacer rendir el presupuesto familiar. Por tanto, para los tachirenses las compras de productos cárnicos y avícolas se mantendrán, dependiendo de las ofertas. Algunos esperan que los precios vuelvan a bajar, aunque no son muy optimistas.
“Se comprará hasta donde se pueda, como todo en este país. La dieta ha cambiado tanto, que ya uno dejó de consumir ciertos alimentos debido al costo, uno trata de sustituirlos, pero es que pasa como con las medicinas: Ni los genéricos se consiguen”, apuntó con resignación Virginia Escalante.