Por el estudio espiritista de Rixio Urdaneta (42), bautizado como el “Brujo violador”, no sólo pasó una menor de edad, la liceísta de 15 años que lo denunció por violación, reseñó Notifalcón.
A la vieja casa amarilla de rejas color ébano, acudió un tropel de féminas de todas las edades, algunas “carajitas y otras adultas, que confiaban en el método de exorcismo de demonios de Rixio: El sexo”.
“De esa casa (la señala) entraban y salían niñas, jóvenes y mujeres todas las noches ¿Qué hacían adentro? Eso es lo que no sabemos, pero estamos seguros de que nada bueno era”, dijo un vecino consultado por el diario Panorama, un día después de la detención de Rixio.
Una nube de rumores se posó por el barrio La Popular, en el área metropolitana de Maracaibo, luego que funcionarios de inteligencia de Polisur detuvieran al “Brujo violador”, al saberse que abusó de una muchacha con el propio consentimiento de su madre.
Ese día fatídico día Rixio no solamente probó las mieles de la juventud de la menor. Como si fuera poco la madre, previo al acto satánico-sexual, hizo que Rixio le hiciera un “baño” a las cuatro hermanas de la adolescente.
La familia aseguró que el día del abuso sexual, el brujo y la adolescente no estaban solos. Ellos contaron su versión. “La madre de la jovencita pidió que Rixio le hiciera un ‘baño’ a las cuatro hermanas de la adolescente y después ocurrió lo que ya todos saben (la violación). Pero los parientes no supieron explicar en qué consistía ese ‘baño’”, se reseñó en el diario Panorama.
Encantador de serpientes. Al “Brujo violador” lo veían siempre caminando por las calles del barrio La Popular con tabaco en mano y aires de grandeza.
En algunas ocasiones asumía su atuendo de mecánico, con una braga manchada de grasa de automóvil, y otras veces vestía de blanco presumiendo collares multicolores.
“Él siempre mostraba una cara de echador de broma y guachafitero. Decía solo que fumaba el tabaco y leía las cartas, pero detrás de todo ese teatro, él escondía sus deseos reprimidos de abusador sexual”, dijo una sexagenaria, vecina del sector.
Un pastor evangélico de la zona dijo que Rixio en algún momento transitó el camino de Dios, pero terminó seducido por el Diablo. “Rixio era cristiano hasta que el papá sufrió de cáncer en los huesos, hace tres años, y él entonces se metió a brujo. Yo le decía siempre que dejara esos caminos, pero él me respondía que se le incorporaba ‘el Munrra’”, contó el religioso.
Según sus familiares, Rixio trabajó como mecánico para Polisur y también reparó helicópteros en el aeropuerto. Desde hace dos años estaba en el mundo de la santería.
“A Rixio lo buscaban muchas mujeres para que les hicieran ‘unos trabajos”, reiteraron.
Increíblemente este abusador vivía en el entorno familiar de siete mujeres, pues residía con su mamá, hermana, esposa, hijo y cuatro sobrinas. “Dormía en un anexo que construyó en la parte trasera de la vivienda materna, allí mismo tenía el estudio espiritual”.
Se le acabó la suerte al brujo. Los días de impunidad de Rixio se acabaron. Hoy se mantiene detenido en los calabozos de Polisur, en el municipio San Francisco, por abusar de una menor que, evidentemente, lo denunció después de haber quedado marcada por el desagradable acto sexual a la que fue obligada con el permiso de una madre fanática de la brujería.
La excusa burda que dio Rixio para meterle mano a la “chamita” –un demonio de prostituta incorporado- no vale ante los cuerpos de seguridad.
Será juzgado por abuso de una menor. No se descarta que otras víctimas hablen y se le incremente la pena al “Brujo violador”.
Mientras, la madre de la adolescente también será juzgada por tres instancias: La penal, la sociedad y la divina.