Gracias a la generosa invitación de Jorge Kepfer, secretario ejecutivo de la Unidad Democrática en la Colonia Tovar, pudimos compartir una grata jornada de reflexión con los colonieros y, específicamente, con los representantes de caseríos como Las Peonías y Curtidor. La crisis nacional y su inevitable expresión local, no menos dramática, supo del planteamiento de los tovareños de tercera y hasta quinta generación, incluyendo a personas procedentes del Táchira que habitan una misma montaña espiritual alzada hacia las mejores esperanzas, con el mejor fuste de opinión.
El tradicional referente turístico ha perdido demasiado en los últimos años, bajo la gestión nacional, regional y municipal del socialismo que nos ha precipitado hacia el abismo inédito de las calamidades consabidas. La inflación deja su nefasto testimonio en calles hoy menos transitadas por los que aspiran a una sana recreación, descendiendo el turismo en más de 80%; e, incluso, los kioscos o puestos de víveres pasaron de alrededor de tres mil a doce mil bolívares por impuestos, cuya contraprestación no se ve por ninguna parte en términos de seguridad personal, tránsito vehicular, servicios públicos, suministros de insumos básicos: se dice del novísimo director de Hacienda que desea el tributo mensual, aunque la cámara municipal no ha aprobado la ordenanza de rigor.
Obviamente, hay una baja en los cultivos, desesperando por semillas, respuestos para la maquinaria, canales confiables y expeditos de distribución, en parajes que constituyen una inmensa tentación para el lavado de capitales ilícitos, pues la compra-venta de terrenos sabe de cifras injustificadamente astronómicas con la adicional ausencia de una propuesta de desarrollo urbano que convierte a la Colonia Tovar en una futura subasta del caos. Un sencillo cálculo de los probables ingresos de una posada o restaurant ciertamente empleadores en una población que parece sólo avivarse comercialmente los fines de semana, nos advierte de posibles cierres, como ya ha ocurrido, porque ni siquiera alcanza o alcanzará para cubrir el salario nominal que tan irresponsablemente le ha divertido y divierte elevar el gobierno nacional, mientras que a la economía real la ha hundido en lo indecible.
Tuvimos ocasión de volver al museo que, por un significativo esfuerzo de la sociedad civil, ofrece las pistas de una indispensable memoria histórica que ha de soportar la no menos indispensable identidad de la población. Se nos dijo de aproximadamente veinticinco escuelas públicas y tres liceos para más de treinta mil habitantes, siendo – valva acotar – un dato significativo que Kepfer, quien recorre asiduamente los caseríos a caballo, ostente un doctorado en educación.
Domicilio local de la inmensa crisis que nos aqueja, recorrimos los caminos de la Colonia Tovar con la firme esperanza de superarla a favor de quienes, emprendedores desde sus orígenes, aportarán también a nuestra pronta recuperación con la definitiva quiebra política del Estado Cuartel que nos saturó de la mentalidad ultrarrentista de la cual estamos de un regreso – esta vez – involuntario, tras sufrir sus más nefastas consecuencias. Una suerte de espíritu cordillerano que abreva en la diversidad geográfica de un país, tarde o temprano se impondrá para empinarnos con mejores porvenires.
@LuisBarraganJ