La Revolución en 2016 destapó e ilustró todos sus dotes totalitarios para que cualquier individuo los catalogara como dictadura, cuando desde sus orígenes lo es. La sorpresa del caso es que a los casi veinte primeros días del año haya quienes duden de que estamos en dictadura y mucho peor, se hagan llamar “oposición”.
Es lamentable que quienes recibieron un voto prestado, gústele a quien le guste así fue la mayor parte del voto para las parlamentarias del 2015, hoy haga caso omiso de ese mandato popular otorgado e inclusive solo se “solidarice” con un like o un retweet en las redes sociales de las pocas imágenes que pueden ser capturadas que muestra la hambruna, la miseria, la crisis hospitalaria, los rostros de personas asesinadas y los niños en contenedores de basura, entre otros; sin estar al menos haciendo valer el mandato y su sentimiento de solidaridad en el parlamento gritando sin miedo y con contundencia QUE ESTAMOS EN DICTADURA Y DEBEMOS SALIR DE ELLA.
Si lo anterior es lamentable, mucho más lamentable son las voces de quienes a personas como yo que escribo estas líneas nos insultan y gritan “divisionistas” o alegan que el régimen me paga para dividir lo que en verdad nunca estuvo unido más allá de intereses electorales. Pues a ellos les respondo con mi mente tranquila y mis principios muy claros, prefiero ser divisionista que COLABORACIONISTA, prefiero estar del lado de los que más sufren que de los cómodos que “aún pueden aguantar dos años más con la dictadura”.
La Historia Universal nos ha enseñado que las grandes dictaduras que han caído sin un conflicto armado o bélico declarado han sido por la contundencia de su sociedad y por la determinación de sus dirigentes de oposición o de resistencia. Ahora la determinación de quienes se hacen llamar “oposición” se centra en unas regionales y después en unas municipales; es que aun pensando que hayan elecciones y no ocurra lo sucedido en Nicaragua, hoy el norte de quienes con determinación, coraje y mucha valentía decimos que somos OPOSICION debe ser la dictadura y no unas elecciones que poco hacen cuando todos los poderes ni siquiera se manejan en Caracas sino en Miraflores o el Cuartel de la Montaña con línea directa a La Habana; inclusive pasando de ser oposición a ser simplemente VENEZOLANO.
Es tiempo de que definamos el rol que queremos jugar: o estamos contra la dictadura o estamos con ellos, no hay ni tiempo ni más vidas venezolanas que lamentar. La historia condenará a todos los partícipes del mayor proceso de oxigenación de una dictadura como lo fue un supuesto dialogo que desarticuló los grandes avances de la gallarda sociedad venezolana en 2016, pero que a su vez sirvió para saber quiénes se venden por dos lochas o quienes creen que por firmar un presupuesto ilegítimo tendrán más recursos para su alcaldía y la sociedad les aplaudiría como focas; lamento decirles que en dictadura solo existe algo: la dictadura, todo lo demás no existe ni les interesa.
Con un movimiento amplio de venezolanos a que alzan su mano con unos principios irrevocables de salir de la dictadura por el bien de nuestra Venezuela, deberemos tomar las calles y expresar el más alto sentimiento nacionalista que pueda haberse leído en las páginas de nuestra historia y finalmente gritar LIBERTAD, no sin antes haber comprendido que no hay nación sin ciudadanos pero si dictaduras con colaboracionistas.