Así como hoy vinculamos la expresión “amigos invisibles” con la figura del insigne escritor venezolano Aturo Uslar Pietri, recordaremos al régimen después que superemos la terrible pesadilla que actualmente afecta a la población por su “batalla” contra lo que bien podríamos designar como los “enemigos invisibles” del chavomadurismo.
Porque resulta realmente difícil definir esa ridícula estrategia de los dirigentes gubernamentales que a cada momento nos asombran con sus anuncios y ejecutorias especialmente dirigidas a enfrentar conflictos que solo ellos advierten o que existen en sus mentes, aunque lo que sí están demasiado claras para cualquier ciudadano medianamente prevenidos son sus intenciones, como entre otras: ocultar sus propias torpezas, ineptitud para los cargos que ejercen y la diabólica manipulación de la realidad general que hoy afecta a todo el país.
La población venezolana ha venido observando con creciente estupor desde los inicios de esto que llaman revolución, en primer lugar, como la declaración de guerra contra empresarios del sector productivo de bienes y servicios de la nación ha venido anulando la capacidad productiva del plantel industrial, hasta el punto de llegar a privar a los venezolanos de los alimentos y medicinas requeridos para su propia subsistencia. Y se ha tratado, precisamente, del primer invento de una “guerra económica” supuestamente impulsada por el empresariado venezolano, y que solamente la dirigencia gubernamental chavomadurista ha podido percibir, porque para la gran mayoría del país lo que ha existido es la intención de expropiar empresas con la excusa de ser “manejadas por el pueblo y aumentar su productividad”, cuando los resultados han sido completamente contrarios.
Y aquí identificamos al primer “enemigo invisible” del régimen que, para el sector mayoritario de la población tiene otra lectura. Es decir, para el chavomadurismo, Empresas Polar sería uno de los elementos que actúan en su contra, mientras que para el ciudadano que aprecia el esfuerzo productivo de esa industria de la que depende el suministro de la mayor cantidad de alimentos, la percepción es otra: es nuestro visible amigo.
El segundo “enemigo invisible” del régimen es el “imperialismo yanqui y su aliada derecha maltrecha”, contra quienes desvía los mayores recursos económicos de la nación, al punto de convertir a Venezuela en el primer comprador de armas de Latinoamérica, para enfrentar una imaginaria invasión y de paso amedrentar y someter a los venezolanos que internamente se alinean en el sector de la oposición. Y aquí está también muy claro para la mayoría determinante del país, en primer lugar, que no es precisamente enemigo un gobierno y un país que, como los Estados Unidos de América, acogen a la inmensa cantidad de nuestros jóvenes que huyen de la tragedia económica, social y política que hoy nos afecta; y, en segundo lugar, que no son las organizaciones de oposición, las únicas que presentan alternativas ante la crisis, las enemigas de Venezuela. Aquí hay otra diferencia de percepción.
Entonces encontramos, que para el pueblo, los verdaderos enemigos tanto del propio régimen como de la mayoría de la población, están claramente identificados. Si intentáramos una clasificación muy genérica, podríamos señalar como enemigos comunes: en primer lugar, la gran cantidad de dirigentes y demás allegados del PSUV, unos que saquean al erario públicos y que han sido plenamente señalados en cada hecho de corrupción, y otros que contribuyen a la deformación de la democracia y a la instauración del régimen tiránico que hoy sufrimos, entre quienes tendríamos que señalar principalmente a Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Gladys Gutiérrez, Tibisay Lucena y Vladimir Padrino; en segundo término, el hampa desbordada que, bajo el propio amparo gubernamental ha alcanzado la magnitud y libertad de acción que hoy constituye la principal causa de muertes en Venezuela; tercero, el régimen de los Castro en Cuba, cuyo “apadrinamiento” además de costoso para Venezuela ha venido constituyendo el germen del cáncer ideológico impuesto sobre la dirigencia y parte de nuestro pueblo; y en tercer lugar, los países que como Rusia y China, complacen las apetencias armamentistas del régimen chavomadurista a cambio de la apropiación de nuestras riquezas naturales.
Este cuadro nos debe llamar a una profunda reflexión, y ubicarnos en la realidad del país que debe ser cambiada. Por lo pronto, la protesta convocada para el 23 de enero próximo, debe ser atendida por todos.
@JJMorenoA