Por las redes sociales ha recorrido el mundo el video de un rollizo mandatario que, sobre una carrucha tirada por una motocicleta, simula accionar una ametralladora de largo alcance. Mientras ejecuta la maniobra, comenta: “…de estas podemos llevar diez, veinte mil a todos los barrios para defender la soberanía, la patria…y otros armamentos que estamos preparando en secreto…”
Si la escena correspondiera a un país en guerra, cuya soberanía se viese efectivamente amenazada, el protagonista pasaría por un líder que se apresta, junto a su pueblo, a defender el suelo patrio. Pero no es tal el contexto de la escena descrita. En su país no hay guerra ni amenaza contra la soberanía. Pero tampoco hay paz. La nación es perturbada por trágicos padecimientos sociales, comparables a los desastres que ocasionaría una guerra y el responsable principal es precisamente el hombre encaramado en la carrucha con la ametralladora.
La intención claramente es de amenaza, pero ¿qué quiso decir con emplazar armas de guerra en los barrios.? (Por cierto, el sujeto no es bienvenido en los barrios, recuérdese la recepción que le dieron en Villa Rosa en Margarita o en el 23 de Enero). ¿Tendrá en mente a su predecesor cuando aquel incitaba a los más humildes contra las urbanizaciones? ¿Ha contemplado el riesgo de que las armas vayan a manos de las poderosas bandas delictivas que allí tienen su sede? ¿O serán para reforzar las razzias indiscriminadas de la ahora “Humanista” Operación Liberación del Pueblo, que no distingue entre inocentes y maleantes, como ha ocurrido en la Cota 905 y en barriadas de Barlovento? Cualquiera que sea la intención, todo luce como un amenazador desvarío…
No sabemos quién concibió esta puesta en escena, pero, sin proponérselo, terminó ilustrando certeramente aquello de: “Más peligroso que mono con ametralladora…”