El zoológico del este de China donde un hombre de 50 años murió el domingo atacado por un tigre afirmó hoy que la víctima se metió en el recinto de los felinos en un intento de acceder gratis al recinto.
En un comunicado que publica el diario Global Times, el zoológico Youngor de la ciudad de Ningbo (provincia oriental de Zhejiang) también señaló que el fallecido, de apellido Zhang, era de la provincia de Hubei y había acudido al zoo con su esposa, sus dos hijos y un matrimonio amigo de la familia.
Zhang y el marido del otro matrimonio, apellidado Li, ignoraron los signos de alerta e intentaron saltar un muro de tres metros, aunque sólo lo consiguió el primero, metiéndose en la zona reservada para los tigres.
Uno de los animales atacó al incauto visitante, que estuvo más de una hora recibiendo zarpazos del tigre hasta que pudo ser rescatado, aunque ya no se pudo hacer nada por salvar su vida y fue declarado muerto en un hospital cercano.
Multitud de visitantes del zoológico grabaron el ataque, por lo que vídeos de éste circulan hoy ampliamente por las redes sociales, en los que se puede ver que otros dos tigres merodean la zona donde está la víctima.
Inicialmente se intentó ahuyentar a los tigres con petardos, y los dos que merodeaban el lugar salieron corriendo, pero no el que atacó a Zhang, por lo que la policía lo abatió de un tiro.
El suceso ha producido la condena de la organización ecologista PETA (siglas de “Gente por un Tratamiento Ético de los Animales”), que criticó la existencia de tigres encerrados en zoológicos y pidió al público que “se alejen de cualquier lugar que muestre animales para satisfacer la curiosidad de los humanos”.
“Estos ataques de grandes felinos a humanos, que ocurren con triste frecuencia, muestran el profundo nivel de estrés, ansiedad y agitación que viven estos animales cada día de su vida”, señaló el comunicado de PETA, remitido a Efe.
Se trata del segundo ataque mortal de tigres que se produce en China en los últimos meses, después del ocurrido en julio de 2016 en un zoo de las afueras de Pekín, cuando una mujer de 57 años falleció al intentar salvar a su hija del ataque de una de estas fieras.
Esa hija, de unos 30 años, había salido voluntariamente de su automóvil en una zona por la que podían pasar libremente estos animales, por lo que su actitud temeraria fue muy criticada, aunque otras voces denunciaron que las medidas de seguridad del zoo, situado al lado de la Gran Muralla, eran insuficientes. EFE