Las fobias son un tipo de trastorno psicológico que se manifiesta a través de una reacción intensa de miedo ilógico por el individuo que las padece. Este trastorno y la conducta a él vinculada se convierte entonces en una verdadera fuente de obstáculos en la vida social de los individuos. Y a pesar de que los problemas generados por las fobias, la mayoría de las veces suelen ser poco ofensivos, en casos especiales pueden generar en el individuo que las desarrolla reacciones con consecuencias realmente peligrosas.
Numerosos especialistas se han dedicado a construir algunas tipologías en un intento por clasificar las distintas fobias más comunes, que desarrollan determinados individuos. Así, se ubican temores muy puntuales como por ejemplo, la claustrofobia, o miedo que desarrollan algunas personas a los espacios cerrados; o se habla de zoofobia, cuando el miedo es el generado por ciertos animales. Asimismo, es muy común hablar de la acrofobia, cuando el temor lo generan las grandes alturas; o de la acuafobia, cuando el miedo lo provoca el agua.
Pero también las fobias pueden ser de naturaleza social, cuando el miedo es generado en las relaciones sociales; por ejemplo, cuando existe miedo a estar en espacios abiertos con mucha gente, terror a la soledad, o cuando se debe hablar en público. Sin duda, todas ellas representan situaciones que generan profundas sensaciones de angustia y de temor extremo en sus portadores, y son resultado de objetos y situaciones sociales particulares. Aunque también nos atreveríamos a decir que estas fobias podrían ser de naturaleza política. Y el mejor candidato que nos permitiría comprobar esta teoría es Nicolás Maduro y su peculiar personalidad.
Una mirada intensa a los hechos políticos cotidianos en Venezuela revela el profundo malestar y ansiedad que provoca a Maduro, y su gobierno, cualquier convocatoria a elecciones, y más cuando sabe que un 95% de la población evalúa la situación del país de forma negativa. La Elección-fobia sería el término que mejor describiría este temor. Es por ello que aún no ha sido discutida ni establecida la fecha para la renovación de los partidos políticos y para la convocatoria electoral. Es por ello que a medida que pasan los días es mayor el riesgo de ilegalizar los partidos de la MUD para luego activar un proceso de elecciones, pero sin representación opositora. Es a causa de esta fobia política que se tratará de anular a la propia MUD. Sólo ese terror que existe en el gobierno a la competencia electoral democrática es lo único que puede explicar por qué hoy están en peligro los lapsos de tiempo, y hacen cada vez más difícil que puedan realizarse elecciones en el primer semestre para elegir a Gobernadores, y más adelante a Alcaldes.
Al temor por realizar elecciones, habría que agregar también el miedo a la libertad económica que siente Maduro y su gobierno. Todo sistema económico socialista tiene como objetivo último consolidar el sometimiento de la totalidad de la actividad productiva de la sociedad al Estado. La necesidad de controlar la dinámica económica, de implantar una planificación centralizada y estatalizar la mayor cantidad de empresas, para acabar con la propiedad y la libertad de los individuos, se ha convertido en su principal necesidad. Paradójicamente, para este gobierno la competencia en los procesos productivos que se desarrollan entre los actores económicos de la sociedad es una amenaza, y sólo genera graves problemas y desperdicios. Definitivamente, a Maduro la iniciativa económica de los individuos, y el emprendimiento, provoca un serio temor, y le genera angustia porque sabe que ello representa un grave peligro a la jaula del Estado; una jaula en donde lastimosamente hoy los venezolanos nos encontramos encerrados, construida sobre la base del control de las necesidades y la supresión de los elementos esenciales de nuestro espacio vital. Y el famoso carné de la patria es una prueba fehaciente del control al cual se nos quiere someter, como mecanismo de chantaje político y forma de intimidación.
Asimismo, existe otro miedo que no puede ocultar este régimen y que también le causa un terrible malestar. Cuando se promueve un bloqueo al Parlamento desde el TSJ, y son anuladas sus principales funciones, como aquellas que la Constitución de la República contempla de ejercer control sobre el Gobierno y la Administración Pública. O cuando el Ejecutivo decide designar al Presidente del Banco Central de Venezuela sin la autorización del Parlamento. Ello claramente evidencia el terror que siente Maduro hacia la institucionalidad.
En definitiva, pudiésemos decir que para el gobierno la “Democra-fobia”, se ha convertido es su más grande temor. Es decir, el mayor miedo que siente este gobierno es al pueblo, a las instituciones y la libertad democrática, al poder popular que tendría que tener en sus manos la autoridad de decidir su futuro, pero que hoy es víctima de las fobias del poder. Ese mismo pueblo, que en otros momentos históricos ha demostrado coraje, hoy exige respeto a sus derechos políticos, y quiere expresar su rechazo a través del voto. Trabajaremos duramente para ver concretadas estas exigencias.