Empresarios de la construcción sostienen que si no hay un acercamiento entre los sectores ni un estudio bien hecho de las proyecciones, sin improvisaciones, los esfuerzos serán en vano, y los ingresos jamás van a alcanzar.
Nota de Prensa
Febrero se inicia con preocupación, principalmente por el “estrepitoso incremento” en todos los productos y servicios, estabilizar las variables macroeconómicas, al parecer, no ha sido prioridad para el ejecutivo nacional.
La inflación, el PIB, el desempleo, la demanda agregada, la producción, la tasa de cambio y la tasa de interés siguen flaqueando al país y los más afectados son los consumidores.
Oscar Gómez, presidente de la Cámara de la Construcción del estado Bolívar (CCEB), recuerda que a principios de 2016 empresarios y trabajadores celebraban lo alcanzado: mejoras y acuerdos en la Convención Colectiva de Trabajo, sin embargo, a los pocos meses esto se vino abajo, los logros se esfumaron con el impacto inflacionario que intervino en los ingresos salariales.
Lo mismo ocurre ahora, asegura el ingeniero, ya que quienes siguen apostando al desarrollo del país deben hacer ajustes en sus estructuras de costos sin tener mayor producción, lo que afecta el valor de la mano de obra y sus beneficios, sin mencionar el precio que fijarán los materiales de construcción cuando los proveedores también deban hacer sus ajustes; y todo gracias al reciente aumento salarial anunciado por decreto presidencial.
“Aunque no hay certeza de que haya otro incremento antes del primero de mayo debe contemplarse la posibilidad dada la forma de tomar decisiones por parte del Gobierno nacional. Lo que sí es seguro es que si no hay un acercamiento entre los sectores ni un estudio bien hecho de las proyecciones, sin improvisaciones, los esfuerzos serán en vano, y los ingresos jamás van a alcanzar”, sostiene.
Por otra parte, la preocupación se mantiene en el sector construcción, y no es para menos, ya que los principales insumos que motorizan una obra están en manos del sector público, como el cemento y la cabilla, y esta realidad lo vuelve dependiente. “Estando Sidor, nuestro principal productor de acero, con una capacidad operativa de 7% no es mucho lo que podemos hacer. Aunado a esto los proveedores de cemento no han podido despachar porque en diciembre se quedaron sin sacos para empacarlo, los ferreteros cerraron sus locales por inventario o vacaciones colectivas y las obras comerciales y residenciales se paralizaron por falta de materia prima”, comenta.
La tendencia es a empeorar, afirma Gómez, pues la realidad del sector construcción no ha cambiado, por el contrario, se ha visto trastocada por la falta de producción y los seguidos incrementos salariales, los empresarios continúan reinventándose para no bajar sus santamarías y poder cumplir a cabalidad sus compromisos, pese a que no hayan podido tomar sus previsiones para abastecerse y seguir construyendo.
“Nosotros, desde la Cámara de la Construcción del estado Bolívar, seguimos insistiendo, por todas las vías, en promover el diálogo tripartito: trabajadores, empresarios y Gobierno; creemos que de esta manera podemos sincerar la situación y solventar los inconvenientes. Es bien sabido que tenemos en nuestras manos el desarrollo de Venezuela y que muchas de las grandes obras requieren de nuestro compromiso, pero también es cierto que necesitamos una garantía para avanzar con seguridad. El panorama no es alentador, en lo absoluto, necesitamos acciones concretas y estamos dispuestos a ser parte de ellas”, declara el presidente del gremio.