No ha habido forma de posicionar en los hechos como variable estratégica de desarrollo de las universidades su función de extensión, así como lo es la docencia y la investigación. Desde su fundación las universidades han tenido un modelo de crecimiento hacia adentro donde la función docente se lo lleva todo, al invertir en todas las carreras científicas, tecnológicas, humanísticas y artísticas, y al construir dependencias específicas como facultades, escuelas, departamentos, cátedras y materias, para atenderlas. La extensión aún con los esfuerzos que se han hecho como la creación de coordinaciones centrales y por facultades, y generando planes de inserción en la sociedad ha estado marginada. Esto ocurre por el predominio como praxis y cultura del ya agotado paradigma burocrático, funcionalista, paidocéntrico y disciplinario que soporta la universidad.
Hoy la crisis en todos los órdenes a nivel mundial, regional y local hace que ese viejo paradigma pierda validez y exigen la construcción de uno nuevo. Este aportaría los nuevos principios y valores del ser humano, de la vida y de toda praxis institucional. En esta dirección un conjunto de profesores, estudiantes, empleados, obreros, gremios y actores de la región vienen trabajando en lo que se ha denominado la Universidad de Servicio, caracterizada por la democracia y la autonomía, valores eternos de nuestra universidad, por el diálogo de saberes, el consenso, por la inter, la transdisciplinaridad y la complejidad; por la potencialidad creativa e innovativa de la comunidad universitaria al servicio de la sociedad y de la ecología, y por la ética del ser humano, opuesto a la violencia y a la exclusión. Con estos principios se busca generar programas académicos integrales de impacto positivo en la recuperación o fundación de las organizaciones, en la productividad, la calidad, la eficiencia y la solidaridad de las mismas en pro de la calidad de vida de todos los que vivimos en nuestra nación, mediante un modelo de desarrollo universitario hacia afuera, con instituciones y redes, reales y virtuales, con alianzas y convenios donde participen los actores de la universidad, el Estado, la economía, la sociedad civil y las comunidades, según sean las necesidades y los problemas a resolver, sincronizando así la integración de las tres funciones universitarias: la docencia, la investigación y la extensión.
Teniendo su génesis en 2.008 cuando el Dr. Cesar Ramos Parra, su máximo líder, hace la propuesta, hoy la Universidad de Servicio está soportada en un movimiento académico de amplio alcance (UNISERLUZ), con la participación de la mayoría de los líderes de los Colegios Profesionales y de diversos actores de la sociedad, preocupados por la grave crisis de nuestra Universidad, que aspira en breve llevarla a la práctica.
Evaristo Méndez Quintero
Doctor en Ciencias de la Educación