A estas alturas resulta innumerable la lista de exigencias de la población para la solución de los problemas que la aquejan. Si intentáramos una clasificación de ellos, nos encontraríamos que existen dificultades generales o comunes a la mayoría, como son los relacionados con la adquisición de alimentos y medicinas y el pésimo funcionamiento de los servicios públicos esenciales; y puntuales entre los que destacarían la necesidad de ajustar sueldos y salarios a nivel de los distintos sectores laborales el país. Pero existen igualmente, situaciones que afectan a todos los venezolanos, y que tienen su origen en el ineficiente y arbitrario manejo de los asuntos del Estado.
Es por ello que visualizamos un complejo y caótico panorama que paraliza el normal funcionamiento de las instituciones de la nación, como origen de la crisis general, y cuya solución requiere de la participación de cada uno de los habitantes de este país; para lo cual será necesario comenzar por la organización de los entes de la sociedad civil (políticos, laborales, profesionales, estudiantiles, vecinales, empresariales, etc.) que asuman la coordinación de cada sector y elabore su propia agenda de reclamos y propuestas.
En este orden de ideas, consideraríamos como punto de partida emprender las luchas de protesta y por la restitución del Estado de Derecho actualmente vulnerado por la dirigencia gubernamental y política oficial, de una manera programada y formalmente sistematizada, que se exprese en todos los escenarios debidamente seleccionados. Así, pudiéramos por ejemplo, organizar movilizaciones sectoriales como la que por iniciativa propia se disponen realizar grupos estudiantiles el 12 de febrero próximo, donde las consignas, reclamos y propuestas estuvieran relacionadas, en primer lugar, con la situación que padece el sector de la educación, en todos sus niveles; y en segundo término, a la ruptura institucional, como las trabas que impiden el normal funcionamiento del Poder Legislativo y la suspensión de elecciones y revocatorio.
Una movilización de amas de casa, cacerolas en manos y concentrada en un lugar determinado, previa organización y formulación de una declaratoria que plantee las dificultades de las madres para alimentar a su familia, podría contribuir a llamar la atención del mundo; al igual que una marcha de trabajadores de, por ejemplo de la salud, debidamente uniformados, mostraría un aspecto representativo de los padecimientos en ese sector.
En otros escenarios, sería muy importante la contribución que calificados profesionales de la Economía y el Derecho, entre otras, permitieran formalizar reclamos y propuestas relacionados con la situación del país en tan vitales áreas. De igual manera, la dirigencia política, debe convertir las sedes de sus organizaciones en auténticas escuelas para la formación y orientación de la ciudadanía en los asuntos de interés nacional, como lo hacían los antiguos partidos con su militancia. La instrumentación de redes sociales y habilitación de espacios para la comunicación colectiva, son recursos que permitirían una mayor cohesión y canalización del mensaje opositor hacia la mayor porción de venezolanos.
Es decir, la suma de actividades desarrolladas en el mencionado sentido, permitirían una acción más efectiva en función de alcanzar el objetivo estratégico común de lograr el cambio en la conducción del país requerido por las grandes mayorías actualmente oprimidas. Pero todo esto solo podría ser posible en la medida que los partidos políticos de oposición, como músculo que aun con deficiencias internas constituyen una parte importante de la maquinaria exigida para impulsar el proceso sugerido, asuman de una manera verdaderamente unitaria y responsable, el papel que están llamados a cumplir en la presente coyuntura.
Una tarea inaplazable en estos momentos, como objetivo inmediato que debe estar presente en cada movilización es, entre otras, el rescate del derecho al voto, el respeto a las funciones y decisiones de nuestra Asamblea Nacional, la libertad de los presos políticos y la apertura de un canal humanitario que permita recibir la ayuda que desde el exterior están dispuestos a ofrecer amigos de los venezolanos. Son, incluso, condiciones irrenunciables que debería imponer la oposición, si decidiera participar en un pretendido diálogo con el Gobierno.
@JJMorenoA