La MUD y su nudo Gordiano; por @MichVielleville

La MUD y su nudo Gordiano; por @MichVielleville

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Desde tiempos inmemoriales la historia del rey Gordias ha cautivado a los aficionados de la mitología griega. En una primera escena, siendo tan solo un joven labriego de la ciudad de Frigia, aparece Gordias –un habitante común y corriente dedicado a la agricultura, que poseía como más grande fortuna únicamente una carreta y una yunta de bueyes. Del otro lado de la escena, según cuenta la leyenda, aparecen los ciudadanos frigios –quienes se muestran preocupados y con la necesidad de buscar un verdadero rey para su Ciudad. De hace tiempo habían consultado al oráculo sobre esa situación, porque deseaban con mucho interés saber quién sería el hombre indicado para ocupar ese puesto. La respuesta fue inesperada, y no daría cabida a ninguna duda.

En definitiva, el oráculo ofreció una respuesta a los habitantes de Frigia. En el anunció se dijo a los frigios que aceptaran al primer sujeto que llegara a la ciudad montado en una carreta tirada por bueyes. Justamente, en ese momento el joven Gordias se encontraba de regreso, en las puertas de aquel lugar. Situación que le favoreció y confirmó a aquellos ciudadanos que este hombre era el elegido para ser coronado como su rey, con lo cual cambió definitivamente la fortuna de su vida.





La historia narra que Gordias, en un gesto de gratitud por haber sido bendecido decidió ofrecer su carreta a Zeus. Se dice que éste rey ató el yugo del carruaje con las riendas, fabricando un nudo bastante difícil de desatar, para indicar que jamás volvería a ser forzado a utilizar ese vehículo. Prometiendo, además, a aquel que deshiciera el nudo que conquistaría hasta la mismísima Asia. De acuerdo con este mito, muchos hombres intentaron desatar este nudo, no lográndolo ninguno. Y su significado sigue acompañándonos en el lenguaje común, porque cuando se afirma que determinada situación es “un nudo gordiano” con esta expresión nos referimos a un problema difícil de resolver.

Hablando de situaciones insolubles, en estos días tan turbulentos, los problemas para la oposición venezolana abundan por doquier. En primer lugar, la falta de un cronograma electoral hace que la incertidumbre y el temor se propaguen, y se apoderen de todos los espacios de deliberación política. Y el peligro latente para la MUD de que todavía no haya una publicación de las fechas crece todavía más, cuando no se sabe el momento para que las organizaciones políticas puedan renovar sus datos ante CNE, de acuerdo a la orden del TSJ en su sentencia ? 878, emitida el año pasado que obliga a los partidos políticos a actualizar la información de su militancia, para no quedar inhabilitados en las próximas elecciones.

Sin embargo, hasta el sol de hoy esa medida tampoco tiene una fecha de ejecución, con lo cual es más grande el riesgo de que no haya elecciones en la fecha prevista por el CNE, que fijó el mes de julio como tiempo límite; porque este evento estaría sujeto a la realización de aquello primero, pero por los vientos que soplan ahora es menos probable de ser efectuado.

Ahora bien, el panorama luce más turbio si se considera otra amenaza latente que pudiera encauzar nuestro nivel de lucha política a otras latitudes. A parte de la medida judicial que exige a 62 organizaciones con fines políticos actualizar su data (de un total de 67, donde a sólo cinco de ellas esta medida no aplica, incluyendo a la MUD, PSUV) también es grande el peligro que representa para la oposición venezolana la demanda introducida por el oficialismo ante el TSJ que le imputa supuestamente el delito de fraude electoral, que pudiera ilegalizar definitivamente a la MUD en caso de ser aplicada por este organismo. Como se recordará el oficialismo tramposamente introdujo una demanda a esta tolda política luego de haber anulado la recolección de firmas para activar el referendo revocatorio. Una situación como esta no sólo representaría una demostración de la arbitrariedad del poder, sino que significaría la violación definitiva de todos nuestros derechos políticos como venezolanos, al convocar unas elecciones sin competencia, cual dictadura descarada.

Teniendo en mente la complejidad de esta situación, también las diferencias internas han paralizado la movilización política que pudiera contrarrestar esta estrategia y táctica oficialista de una forma más efectiva. La falta de convergencia en la línea discursiva, las riñas entre líderes, en donde se utilizan los errores no como motivos para perfeccionar los mecanismos de consenso, sino como oportunidades para desacreditar y figurar en el escenario electoral como mejores opciones. Todo ello parece desembocar en una pila de dificultades que constantemente están torpedeando las bases de la MUD y que se muestran irresolubles.

A todas luces, pareciera que cada una de las cosas arriba mencionadas definitivamente formaran parte exclusiva del nudo gordiano de la MUD; pero la experiencia política nos dice que ello no es necesariamente la esencia, o los problemas de fondo que neutralizan su capacidad política. Realmente el nudo gordiano en la oposición surge al intentar ofrecer una respuesta sensata a lo siguiente: ¿Qué pesa más, construir un concepto de unidad sobre la base exclusivamente de lo electoral, que sobre un propósito trascendente, o todo lo contrario? ¿Cómo mantener la cohesión en la Unidad y al mismo tiempo aceptar la divergencia de criterios sobre formas de resolver la crisis sin propiciar fracturas? ¿Se puede anunciar que se va a construir una hoja de ruta única en un lapso de tiempo determinado, sin que al mismo tiempo se desmovilice a la ciudadanía por las dificultades que implica ponerse de acuerdo?

Sólo existen dos posibilidades: cortar este nudo Gordiano, como en su momento lo hizo Alejandro el Grande con su espada, tras su llegada a la ciudad de Frigia; o invertir tiempo en la estrategia que permita resolverlo. El desafío que se presenta entonces es saber cómo pasar de una colación sustentada sobre la idea de unidad por una razón electoral, hacia una cohesión que vaya mucho más allá de lo electorero propiamente, para construir un movimiento político con una identidad bien definida, que sirva para resolver lo demás, y doblegar rotundamente a este régimen.