Ante la crítica escasez que azota a Venezuela, las mujeres con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que se han convertido recientemente en madres enfrentan un dilema con limitadas opciones: amamantan a sus bebés —transmitiéndoles así el virus—, les dan comida sólida antes de tiempo o los dejan morir de hambre, publica El Nuevo Herald.
JOHANNA A. ÁLVAREZ
jaalvarez@elnuevoherald.com
La alternativa de alimentar a los bebés con leche de fórmula está cada vez menos al alcance de los padres venezolanos. María Pérez, seropositiva y madre de un niño de 11 meses, comparó la búsqueda de este producto para su bebé con una “agonía”.
Este alimento —así como la mayoría de los productos básicos— ha desaparecido prácticamente de los anaqueles de los supermercados venezolanos y cuando se consigue, sólo se puede comprar dos envases por personas y a un elevado costo. “Nosotros hemos pagado 20,000 bolívares por dos potes que nos duran un mes”, contó la mujer, cuyo verdadero nombre ha sido reservado a petición.
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