El Miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico y anglicano, como así también de diversas denominaciones protestantes (luterana, metodista, presbiterana y algunas bautistas).
Se celebra cuarenta días antes del Domingo de Ramos que da comienzo a la Semana Santa. La ceniza, cuya imposición constituye el rito característico de esta celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año litúrgico anterior.
La cuaresma es un período de cuarenta días que la Iglesia Católica ha fijado como preparación a la Pascua. Comprende desde el Miércoles de Ceniza hasta antes de la eucaristía vespertina del Jueves Santo.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son: “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás y conviértete y cree en el evangelio”.
Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un “hábito penitencial”. Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 D.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda que algún día las personas morirán y que su cuerpo se convertirá en polvo.