Desde finales del año 2016 se comenzaron a observar colas en las afueras de las distintas panaderías de la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, situación que se ha agudizado en las últimas semanas, reseña El Impulso.
El panorama que se volvió común es panaderías sin ningún tipo de pan en sus estantes para ofrecer o filas de ciudadanos, a lo largo de más de dos cuadras, a la espera de obtener el tan solicitado alimento.
Periodistas del medio impreso realizaron un recorrido por algunas panaderías de la ciudad a manera de conversar con sus gerentes y conocer qué ocurre detrás de la escasez de un producto que anteriormente sobraba en el hogar de todo venezolano y era el acompañante perfecto para una merienda.
El encargado de una panadería ubicada en el centro de la ciudad, cuyo nombre no quiso revelar, indicó que actualmente el único autorizado para importar el trigo es el Gobierno nacional, dado que las empresas privadas se les prohibió esa actividad; sin embargo no están cumpliendo con las cantidades requeridas para cubrir la demanda de todo el país.
El anónimo informó que la cantidad que debería ingresar cada mes al país es de 120.000 toneladas, pero tan solo entran 30.000. Ante eso, cada panadería del país tan solo recibe el 15 % de lo que debería.
“Lo poco que nos llega debemos estirarlo. En vez de cocinar 18 sacos de harina al día, que es lo necesario para estar surtidos todo el día, cocinamos tan solo seis sacos, con los cuales podemos producir en alrededor 6.000 panes francés que nos duran como máximo cuatro horas en los estantes. Es la mejor opción para poder vender todos los días y no quebrar, porque cuando no hay pan nadie entra al local”, expresó.
En tanto, Ángelo Rodríguez, dueño de una panadería en la avenida Morán, detalló que anteriormente le llegaban a su local 300 sacos de harina al mes. Pero para este año tan solo ha recibido un promedio de 80 a 50 sacos cada 30 días. Es importante destacar que Rodríguez hizo hincapié en que el pan es el producto más solicitado en estos momentos.
“El venezolano estaba acostumbrado a comer arepa pero la harina de maíz no se consigue y el bulto del producto sale en más de 70.000 bolívares y no todo el mundo puede pagar eso. El venezolano había encontrado un refugio de la crisis en comer pan a toda hora del día porque es barato y no se necesitan gas para prepararlo. Pero lamentablemente todas las panaderías están en esta situación y al usuario no le queda de otra que esperar que sea la hora de la salida del pan y ver si correrán con suerte de comprarlo”.
Efectivamente Mercedes Anzola se encontraba realizando una cola para adquirir el producto. La señora de la tercera edad relató que tenía más de una semana sin poder comer pan porque no conseguía en la panadería cerca de su casa. Ansiosa recordó que es el complemento perfecto para compartir el café con sus hijos en la tarde y que le alegraba que lo había podido conseguir. No obstante, Anzola solo alcanzó a comprar una sola pieza, de dos que estaban vendiendo, porque ya se habían acabado. De esa manera se retiró del local con un solo pan y los ojos humedecidos.