El único villano del filme venezolano La Soledad es “el sistema”, dice su director

El único villano del filme venezolano La Soledad es “el sistema”, dice su director

La-Soledad-Afiche-Oficial

 

El cineasta venezolano Jorge Thielen Armand aseguró hoy a Efe que “el sistema” es el único villano de “La soledad”, un filme que constituye su granito de arena para “crear diálogo sobre lo que está pasando” en Venezuela.

EFE

En su “opera prima”, estrenada mundialmente en el pasado Festival de Venecia y ahora presentada en el Festival de Miami, este realizador de 27 años y radicado en Canadá convierte una vieja mansión “okupada” por personas sin oportunidades en una “metáfora” de la situación en su país.

La película le habla “directamente a la crisis” y, según Thielen, hace que el espectador experimente los “problemas” de sus personajes, interpretados por actores no profesionales.

La organización del festival miamense había previsto una sola exhibición del filme para este lunes en el Cine Tower de Miami, pero hoy anunció un nuevo pase para el próximo sábado debido a la gran cantidad de público que se quedó sin verla.

En una entrevista con Efe, el joven director se declaró “emocionado” y señaló que la comunidad venezolana es una parte importante de la población de esta ciudad, por lo que el Festival de Miami funciona como un “‘screening’ en Venezuela”.

Thielen Armand, quien además de director de “La soledad” es autor del guion junto con Rodrigo Michelangeli, también de 27 años, señaló que “en Italia había mucha industria e italianos, pero aquí es un público que conoce de primera mano lo que pasa en Venezuela”.

La desesperanza y la frustración son algunos de los sentimientos que los espectadores pueden experimentar en una película que contó con financiación de un programa para jóvenes cineastas de la Bienal de Venecia, un programa al que le “deben mucho”, según Michelangeli.

El director quiso mostrar la unión de dos clases sociales diferentes, la clase alta y la baja, que hoy en día se equiparan y se miran los unos a los otros en Venezuela con un denominador común: “la falta de recursos para vivir”.

Al respecto, puntualizó que la película habla sobre la clase alta de otras épocas, no de “la del gobierno” en la actualidad.

“Ellos (los del Gobierno) conviven en otro lado con mucho dinero”, dijo el director, quien considera que Venezuela vive un momento “sumamente difícil”.

“La soledad” toma su nombre y se sitúa en una villa en la que veraneaba la familia del propio director.

Thielen Armand, que se radicó en Toronto (Canadá) en 2006, cuando era solo un adolescente, vio a un primo suyo en la playa mientras rodaba su último corto, “Flor de la mar” (2015).

Con él habló sobre cómo solían pasar juntos los veranos en aquella vieja mansión llamada “La soledad” y se acordó de cómo solían jugar con José, el nieto de la empleada doméstica de la familia.

La familia dejó de ir a “La soledad” cuando la bisabuela murió y él sintió curiosidad por regresar y filmar la casa “antes de que ya no se pueda”.

Al contrario que la familia Thielen, aquel hijo de la criada, José, seguía viviendo allí con su abuela.

Jorge se dijo que los protagonistas de su película serían José y su familia y así lo hizo, por lo que para él la realidad y la ficción se entremezclan en la historia.

Con un pequeño entrenamiento previo para los participantes, puso la película en manos de personas reales, algo que le otorgó credibilidad.

El equipo de la película rodó a la carrera con tan solo ocho meses de espacio desde que el programa de la Bienal de Venecia les entregó los fondos hasta la entrega de la película terminada.

Toda esta experiencia fue para Thielen Armand una manera de “volver a explorar esas memorias” y su “identidad como inmigrante venezolano” después de marcharse a Montréal (Canadá), donde estudió, y vivir también en Florida antes de establecerse en Toronto.

Con la falta de medicamentos y comida como telón de fondo de un drama que sucede a cámara lenta, instalada en la “inacción” propia de Venezuela, la película avanza mientras sus protagonistas anhelan conseguir una felicidad que nunca llega.

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