Expertos en materia nutricional alertan que son los niños los más vulnerables ante la escasez de alimentos en el país. Argumentan que de no aplicar los correctivos necesarios, estos niños no se desarrollarán de “manera normal”, por lo tanto no tendrán las mismas capacidades motoras e intelectuales de un infante que goce de buena alimentación, reseña el Diario de Los Andes.
Hace una semana los trujillanos conocieron de un caso bastante lamentable. Un bebé de apenas 2 meses de nacido falleció en el Hospital Central de Valera como consecuencia de desnutrición crónica. Aunque las investigaciones aún no han concluido para determinar las responsabilidades penales que apliquen, Diario de Los Andes fue notificado sobre otros casos similares, en los cuales el Servicio Autónomo de Protección al Niño, Niña y Adolescente del Estado Trujillo (Sapnnaet), despojó de la patria de potestad a los padres de dos niños (2 y 5 años de edad) recluidos en el mismo recinto hospitalario, por presentar – entre otras anomalías – desnutrición crónica. Por ello es oportuno preguntarse: ¿Comienza el hambre a cobrar sus primeras víctimas? ¿Qué riesgos enfrentan las generaciones futuras ante esta cruda realidad?
Daniela Aguilar, nutricionista de la Fundación Bengoa, afirma que la población venezolana está en “situación precaria” porque su acceso a la comida cada vez es más limitada, y eso se traduce en que no está recibiendo los nutrientes necesarios. No deja de manifestar su preocupación por considerar que los casos de desnutrición infantil aumentaron un 20%, según cifras de organizaciones no gubernamentales.
Los más afectados
Aguilar explica que son los niños los más afectados ante esta situación, porque no se desarrollarán de “manera normal” ni tendrán las mismas capacidades motoras e intelectuales que un infante que goce de buena alimentación.
“Lo que sus papás consiguen es muy caro y, por tanto, no se alimentan correctamente. Vemos ese fenómeno en las escuelas y comunidades que monitoreamos, en donde el lema de la soberanía alimentaria es mentira, pues la gente no tiene acceso a los productos por los pocos ingresos y por el alto costo de los mismos; tampoco hay disponibilidad de rubros debido a que no hay producción”, cuestiona.
A futuro
La especialista alerta que las generaciones futuras no están consumiendo los nutrientes necesarios, por lo tanto se exponen a enfermedades asociadas a este déficit de proteínas y vitaminas y al exceso de carbohidratos, lo que podría terminar en cuadros médicos asociados a diabetes y anemias. Agrega que en la etapa infantil al no ingerir la cantidad adecuada de hierro, es bastante probable estar expuestos a cuadros de infecciones.
“Esto es muy dramático y marca un retroceso importante, casi a pasos agigantados en materia de salud poblacional, pues son niños que de adultos tendrán bajo peso, corta estatura. No van a ser personas sanas”.
Marianella Herrera, médico nutriólogo y también integrante de la Fundación Bengoa, detalló que un patrón de alimentación normal está conformado por 40 o 50 alimentos al día, contando las tres comidas y meriendas. Pero resulta que la poca disponibilidad y accesibilidad a los productos implica que las familias venezolanas no cubren ese patrón y, se ha acentuado la caída de consumos de rubros principales en la dieta básica alimentaria, como la leche, el arroz y la harina.
Desprotegidos
Según Ann M. Veneman, directora ejecutiva de Unicef, la malnutrición roba la fuerza física del niño y le hace estar desprotegido a la hora de combatir contra una posible enfermedad. “Más de una tercera parte de los niños que mueren de neumonía, diarrea y otras enfermedades podrían haber sobrevivido de no haber estado malnutridos”.
Capacidades afectadas
Los primeros mil días hasta los dos años son los más críticos en el desarrollo del niño. Las carencias nutricionales durante este período pueden reducir la capacidad para luchar y superar una enfermedad, además de verse afectadas las capacidades sociales y mentales del niño.
“Aquellos niños que han sufrido malnutrición a menudo tienen mala salud a lo largo de sus vidas y ven sus habilidades cognitivas dañadas o limitadas sus capacidades de aprendizaje y las posibilidades de ganar un salario digno”, declara Veneman y alerta que las víctimas de esta situación se ven atrapadas en un círculo vicioso inter-generacional de mala salud y pobreza.
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