El vicepresidente de Colombia, Germán Vargas Lleras, renunció el miércoles a su cargo para lanzar en las próximas semanas una candidatura con la que buscará llegar al poder en el 2018 y reemplazar a Juan Manuel Santos, con quien podría quedar en orillas opuestas en la futura campaña electoral, reseña Reuters.
Vargas Lleras, un político de 55 años del Partido Cambio Radical, ocupaba el cargo de vicepresidente desde el 2014 y en los últimos años recorrió el país impulsando la construcción de carreteras, acueductos y viviendas para familias pobres, lo que le permitió alcanzar una alta popularidad en los sondeos de opinión.
“He decidido retirarme del cargo, manteniendo mi compromiso de continuar trabajando, desde otros escenarios, por el desarrollo del país”, dijo el funcionario en su carta de renuncia irrevocable que radicó ante el Senado.
El saliente vicepresidente no ha tenido una posición clara de apoyo al acuerdo de paz que Santos firmó en el 2016 con las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para acabar un conflicto de más de medio siglo que ha dejado unos 220.000 muertos.
Santos, inhabilitado legalmente para competir por un tercer mandato, no puede respaldar públicamente a un candidato a la presidencia en 2018, pero muchos analistas creen que Vargas se enfrentará a un líder del partido del actual presidente que se comprometa abiertamente a implementar el pacto de paz con la guerrilla.
El presidente anunció que postulará al ex director de la policía, Óscar Naranjo, ante el Congreso, para que lo elija como nuevo vicepresidente.
Antes de ser vicepresidente, Vargas fue senador, candidato presidencial en el 2010 y durante el primer gobierno de Santos fue ministro del Interior y de Justicia, y de Vivienda.
Al igual que Santos, Vargas Lleras proviene de una de las familias más poderosas de Colombia. El futuro candidato presidencial salió ileso en el 2005 de un ataque con un carro bomba en Bogotá y en el 2002 perdió dos dedos de su mano izquierda cuando un sobre bomba enviado por las FARC le explotó al abrirlo en su oficina del Congreso.