¿Tienes veintitantos, encaminándote hacia los treinta, y te sientes en crisis? Probablemente experimentes un poco de pánico porque te parece que tu juventud está llegando a su fin (lo cual se repetirá cada década a partir de ahora).
La buena noticia es que no estás sola. En todo el mundo existen personas que pasan por lo mismo que tú y experimentan cambios (muchos de ellos naturales y pasajeros) como éstos.
1. Ya no quieres ir de fiesta toda la noche
Tus amigos fiesteros pueden quedarse hasta las 3 am o incluso más; en cambio tú te regresas a media noche y prefieres descansar el fin de semana. Vas al cine o ves un par de películas, avanzas en el libro que lees… quizá sales a cenar y tomar una copa de vino.
2. Comienzas a preocuparte por cómo estás gastando tu dinero
Ir al supermercado ahora es básico: ya no comes fuera todos los días y prefieres volver a casa a preparar algo. También te das cuenta de que no necesitas el paquete más caro de televisión por cable si debes pagar el internet y el celular.
3. Comienzas a preocuparte por tu salud a largo plazo
Todas esas comidas rápidas comienzan a pasarte la factura y ya no puedes recuperarte como si aún estuvieras en la universidad. Comienzas a consumir yogurt en lugar de helado, a comer un plato de papas en vez de papas fritas… También empiezas a visitar regularmente a tu doctor.
4. Asistes constantemente a bodas
Tus amigas han comenzado a casarse; como resultado, te vuelves una profesional en los regalos de bodas y quizá el alma de cualquier despedida de soltera. Has dominado cualquier tipo de baile en grupo, de ésos que tocan cuando hay música en vivo.
5. Sólo sales con personas que valen la pena
Has pasado por relaciones en las que no estabas completamente interesada y que has disfrutado sólo por un tiempo, pero ahora sabes qué tipo de pareja deseas para tu futuro y puedes diferenciar a aquellos que valen la pena para sostener una relación madura.
6. Te despiertas cada mañana para ir al trabajo
Han quedado atrás los días en que podías dormir o faltar a clases. Ahora te despiertas cada mañana a la misma hora para ir a tu trabajo. ¡Bienvenida a tus 30! Así será casi el resto de tu vida.
7. Ves las noticias
¿Recuerdas cuando ver las noticias era aburrido o algo que sólo tus padres hacían? Pues de un tiempo para acá comenzaste a verlas también. Te diste cuenta de que es importante estar informada de los acontecimientos actuales.
8. Tus padres ya no pagan tus cuentas
Aunque te quejas de tu falta de recursos para poder pagar tus cuentas, tus padres saben que tienes que ser una persona responsable y que es momento de solventar tus gastos como una persona adulta.
9. Los costos del seguro médico son elevados
Se terminaron los beneficios del seguro que tus padres podían brindarte. Ahora tienes que obtener el tuyo y te darás cuenta de que no es fácil conseguirlo; que los beneficios que te dan son pocos y muy caros.
10. Comienzan a acercarse a ti profesionales financieros
Por ejemplo, comienzas a recibir mensajes de personas que te ofrecen servicios para ayudarte a administrar tus fondos para el retiro, incluso cuando no te habías dado cuenta de que los tenías.
11. Los más jóvenes no saben de lo que estás hablando
Realmente no comienzas a sentir el peso de la edad hasta que te integras a un grupo de personas más jóvenes y no tienen idea de lo que estás hablando cuando mencionas programas de televisión o celebridades, por no mencionar tus intereses en el cine, los trend topics de Twitter y cosas por el estilo.
12. En tus estados de Facebook aparecen gradualmente bebés.
Sí, también es culpa de tus amigas, tus primas, tus hermanos… pero un día comenzó, y ahora, al iniciar sesión en Facebook, te das cuenta de cuántos bebés han entre todos y piensas para ti misma: “Es que son tan lindos”.
13. Empiezas a comprar calzado “más práctico”
Aún amas tus tacones de aguja, pero no hay manera de que camines con ellos más que unas cuadras. Es mejor usar unos zapatos cómodos y llevar los otros para cambiarte en la oficina.
14. Las resacas son serias… muy serias
Antes podías beber sin medida, y por lo tanto eras capaz de resistir la resaca del día siguiente sin problema. Ahora debes tener cuidado de no morir en el intento.
15. Ya no volverás a comprar en ciertas tiendas
Dejas de comprar en tiendas donde la ropa era más informal. Podías pasar horas comprando sólo por gusto; ahora tienes que encontrar prendas adecuadas para el trabajo, que demuestren que has madurado.
16. Te molesta no tener una vajilla
Hablando de gustos maduros, antes estaba bien si servías las bebidas en cualquier taza o vaso. Ahora, si no cuentas con una copa y lo necesario para servir a tus invitados, te avergüenzas.
17. Los cambios en la lista de cumpleaños
Para evitar esos momentos incómodos con tus visitas, ahora incluyes en la lista de cumpleaños o Navidad artículos de cocina, de decoración para el hogar, electrodomésticos y tarjetas de regalo de tiendas con departamentos que los venden.
18. Supervisas el límite de crédito de tu tarjeta
Ahora, a medida que comienzas a entrar en el mundo profesional, aprenderás a tener más control sobre tus tarjetas. Sabrás que te conviene pagar puntualmente y NO te conviene tener un mal historial crediticio.
19. Tener una identificación… bueno…
Pasaste de sentirte nerviosa cuando te pedían tu identificación para entrar a un bar o una discoteca a sentir cierta vergüenza cuando te la piden –no importa dónde– porque muestra tu edad:
–¿Necesitas mi identificación? ¡Claro, no hay problema!
20. Cuentas los años que te quedan para cumplir 30
Aún no estás lista para ser tan adulta a pesar de saber que ya estás en ese territorio. No te queda más remedio que contar los años que te quedan para llegar a los treinta.