Las ciudades modernas deben contar con cuerpos de bomberos dotados, entrenados y organizados a los fines de atender las emergencias que puedan presentarse. Tanto en incendios como en terremotos e inundaciones y otro tipo de contingencias, todas ellas son situaciones donde los ciudadanos agradecen un cuerpo de bomberos competente. Sin embargo, en el municipio Libertador (Carabobo) este cuerpo no ha existido en la forma en que requiere la ciudadanía. De hecho, hasta hace apenas unos años solo había sido administrativa, es decir, se reducía exclusivamente al otorgamiento de permisos de habitabilidad para empresas y viviendas.
Ahora bien, la posibilidad necesaria e imprescindible de contar con un Cuerpo de Bomberos al servicio 24 horas, con recursos humanos y logísticos para un municipio, como el nuestro, que supera los 200 mil habitantes, se ve alejarse cuando resulta más que evidente la total desinversión por parte de la alcaldía.
La actual sede del Cuerpo de Bomberos, tristemente celebre por la otrora presencia de los denominados “pipotes de la muerte”, es insalubre e insegura. Los efectivos bomberiles conviven con una suciedad nada congruente con la motivación con la cual deben contar. Hasta sus baños son una calamidad, apenas una ducha y una poceta para todos, hombres y mujeres. Esta situación no es precisamente la más estimulante.
La única ambulancia en servicio vive más parada que funcionando. Los chaquetones y cascos de seguridad son escasos y tienen que compartirlos entre los efectivos, que tampoco son suficientes dado que no superan los treinta bomberos. Adicionalmente, los efectivos no tienen comedor, ni cafetín y, obviamente, su humilde salario no da para proveerse al menos su comida durante sus extenuantes guardias.
Es preocupante que no exista un programa de profesionalización que permita a los efectivos, muchos de ellos con una gran vocación de servicio, acceder a la tecnificación y titulación en instituciones de educación superior en las áreas de desempeño bomberil. Si nos ocurre algún accidente, agradeceríamos mucho que el bombero que nos atienda sea lo más formado y preparado posible.
¡Cuanta falta hacen gobiernos municipales conscientes y previsivos! El incendio ocurrido en los depósitos de Petrocasa, acaecido en nuestra jurisdicción hace unos cuantos meses, tuvo que ser atendido por cuerpos bomberiles de otros municipios e, incluso, por equipos contraincendios de PDVSA, por las obvias carencias de los Bomberos de Tocuyito. Los funcionarios y voluntarios que allí hacen vida tienen las ganas de dar lo mejor de sí, pero sin las herramientas, sin los equipos, sin las condiciones, simplemente no se puede. Ganas no preñan, como dicen los abuelos.
Hagamos lo posible por tener los bomberos que necesita nuestro municipio. La tarea es dura, se requiere inversión pública, colocar entre las prioridades de las políticas públicas la atención de emergencias y, claramente, tener la capacidad de gobierno para gestionar con visión de largo plazo. Esta es una de las muchas tareas pendientes en Libertador, pronto deberíamos tener la oportunidad de elegir con votos un nuevo gobierno, si el actual no resuelve que otro sea elegido y resuelva. No más oportunidades perdidas.
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica