Traidor a la Patria, por Baldomero Vásquez

Traidor a la Patria, por Baldomero Vásquez

thumbnailbaldomerovasquezEn Venezuela, voceros del gobierno socialista acusan permanentemente a la oposición democrática con epítetos mohosos de los tiempos de la Guerra Fría. “Traidor a la Patria” es el preferido por los impulsores en Venezuela del fracasado y extinto socialismo real que venden en un nuevo envoltorio llamado “socialismo del siglo XXI”. Vayamos varias décadas atrás para develar qué quieren decir los socialistas con tal acusación.

En el siglo XX el tema que vamos a tratar aparecía referido a un nombre: Richard Sorge, el único extranjero condecorado Héroe de la Unión Soviética. Sorge fue un alemán infiltrado por los nazis con disfraz de periodista en Japón. Ocurre que Sorge tenía una cara oculta: desde joven se afilió al partido comunista alemán, prestaba servicios al ejército rojo y espió para Stalin durante la II Guerra Mundial contra los intereses de su país. En lenguaje corriente, se le podría considerar un claro ejemplo de Traidor a la Patria. La fama de Sorge, catalogado como “el espía del siglo”, no era nada gratuita. Proviene de dos mensajes que envió desde Japón al Kremlin: uno señalando la fecha de invasión de Hitler a la URSS (informó el 15 de junio de 1941 que la Operación Barbarroja sería el 22 de junio) y el otro con la información de que Japón había pospuesto su ataque a la URSS lo que facilitó a Stalin movilizar todas sus tropas hacia el oeste para combatir a Hitler.

Descubierta por los japoneses la actividad secreta de Sorge, fue condenado a la horca. Lo colgaron el 7 de noviembre de 1944 sin que nadie intercediera por él. Imaginamos que los nazis no lo hicieron para no dar publicidad al ridículo y los comunistas soviéticos tampoco porque no era nativo del país. Consecuente con su militancia comunista y el internacionalismo proletario, Sorge murió dando vivas al “socialismo” y a “la revolución rusa”. Si a Sorge, por tener nacionalidad alemana, se le hubiese acusado de Traidor a la Patria, no habría entendido la acusación porque él aprendió del Manifiesto Comunista que: “Los obreros no tienen patria”. El reconocimiento que se le otorgó en 1964 como Héroe de la Unión Soviética fue como comunista, no como patriota, ni como soviético.





En nuestro país observamos que los gobernantes actuales, civiles y militares, se autodenominan socialistas y, a lo Sorge, ven al régimen cubano, por afinidad ideológica, como la Patria Socialista. Si fueran acusados de Traidores a la Patria, eso para ellos sería un sinsentido y más bien lo tomarían como un cumplido. En cambio, cuando son ellos los que acusan a los opositores al régimen de Traidores a la Patria, ello no debe entenderse en la acepción corriente de la frase. En su mundo ideológico, lo que en verdad esa frase significa es traición al ideario Socialista y de lo que acusan es de no aceptar la instauración del socialismo en el país.

Así, llegamos al punto donde emerge la tragedia en la que está envuelta Venezuela desde hace años porque hay una insalvable diferencia entre la perspectiva ideológica de nacionalidad descrita y la de la mayoría de los venezolanos. Nosotros vemos la Patria a través de la noción objetiva de nacionalidad: como constituida por una comunidad de personas que compartimos lengua (español), religión (católica), costumbres, ciertas características raciales, un pasado común y un mismo destino para todos bajo reglas de convivencia democráticas. La noción ideológica de los socialistas no contempla, pues, que pueda haber entendimiento ni reconciliación con quienes no aceptan el socialismo, ni la injerencia y presencia cubana; por tanto, esos “otros venezolanos” que no comparten el “ideario revolucionario” tendrían que desaparecer, o yéndose del país o de otra manera.

Es demasiado importante que los compatriotas demócratas que pensamos en términos de Comunidad Venezolana tomemos conciencia y actuemos ante el peligro de su disolución. En los años 60 del siglo pasado corrimos un riesgo similar con las guerrillas comunistas de Fidel Castro, PCV, MIR, etc. Pero en aquella oportunidad las Fuerzas Armadas fueron factor decisivo para conjurar la amenaza. Hoy los civiles enfrentamos un reto mayor porque la amenaza también tiene soporte en las Fuerzas Armadas.