La movilización ciudadana del 19 de abril volvió a mostrar la fuerza social del cambio que reclama nuestro país, ratifico la potencia del triunfo en las legislativas del 6D en 2015 y la contundente marea humana del 1S del 2016. Sólo en Caracas manifestaron millones de personas y la sumatoria nacional se estima en 7 millones de ciudadanos. Esta es la respuesta cívica, pacifica (pero no pendeja) y democrática de una Nación torturada por el socialismo en el siglo xxi, por una visión de izquierda que a lo largo de la historia ha fabricado, hambre, miseria, pobreza, desolación y genocidio en donde ha tomado el poder. Los ciudadanos tomaron las calles para expresar su deseo de reconquistar la democracia, que la pandilla de los siete elimino en un golpe de estado ejecutado con el ariete del tsj, en la conciencia de que mientras este régimen perdure no habrá forma de vivir de manera civilizada y de que el hambre y la pobreza se convertirán en nuestro modo de vida y la precariedad de la vida humana por la destrucción de los sistemas de salud en nuestra condición permanente.
Pero las marchas del día siguiente y las del sábado, volvieron a reafirmar la energía del cambio que se apodero de las calles de Venezuela venciendo el miedo. La acción represiva despiadada del régimen que con toda sevicia se abate sobre los ciudadanos: jóvenes, ancianos, mujeres, niños, contra todos los que manifiestan su rechazo a la corrupción, la incapacidad de este liderazgo chavista protervo enquistado en el poder, ha generado una disposición a la lucha que se manifiesta de modo inquebrantable en una poderosa fuerza de cambio.
Organización
Pero esta poderosa fuerza de cambio hay que canalizarla hacia forma de organización que le impriman mayor eficacia y eficiencia, que optimicen su capacidad para la transformación. Para ello hay en primer lugar que evitar formas de lucha que fracasaron en el pasado, fundamentalmente las guarimbas, que sólo nos daña a nosotros porque impide nuestra movilidad e inhibe la participación. Es también primordial saber lo que hemos conquistado, cuáles son nuestras victorias hasta ahora, muchas: La movilización es nacional con el hecho central de que por primera vez el epicentro es Caracas, los sectores populares del oeste de la ciudad Capital comienzan a incorporarse a la resistencia con fuerza en las marchas y en sus localidades, liderazgo de los Partidos y de la Asamblea Nacional, apoyo indiscutible de la comunidad Interamericana e Internacional que sigue muy de cerca la situación venezolana y está dispuesta a producir mayor presión para una salida democrática, unidad de propósito en que la salida son las elecciones, una mejor organización de la información y comunicación en las redes sociales, aumento en la velocidad de asimilación de la experiencia en la lucha. Pero no menos importante: hemos reducido al chavismo a su lecho de roca mercenario, para su concentración el miércoles pasado en Caracas tuvieron que traerse lo que queda del chavismo a nivel nacional para fracasar en una raquítica reunión que no lleno la Avda. Bolívar, los despojamos de toda narrativa se quedaron con la represión y la muerte, les quitamos la audiencia nacional e internacional.
Por ello, es importante la creatividad en las formas de lucha. Por la crueldad y falta de escrúpulos del régimen en la aplicación de la violencia pura y dura, usando a los colectivos como el instrumento de la represión sin límite alguno se hace necesario la organización de los ciudadanos en las Urbanizaciones y los barrios para enfrentar la represión y evitar los saqueos que el oficialismo quiere hacer aparecer como el resultado de la protesta popular. Hay que sembrar a los partidos en todos los sectores de la ciudad, se nos presenta la oportunidad de traducir en organización la fuerza política que los partidos democráticos muestran en las marchas, hay que aprovechar la lucha codo a codo para coagular saldos organizativos que serán los que harán posible la transición y la reconstrucción de la República democrática. Hay que implementar las formas pacificas (pero no pendejas) de resistencia civil no violentas, pero dispuestos a ejercer el derecho a la legitima defensa. La inventiva es fundamental, no debemos encerrarnos en hacer siempre lo mismo, las comunidades deben tomar la iniciativa al igual que los sectores sociales. Deben ampliarse las vocerías que expliquen que esta es una lucha contra el hambre, la miseria y la precariedad de la vida que el castro-chavismo-madurismo quiere imponer, y que sólo la democracia y el ejercicio de nuestros derechos y garantías ciudadanas pueden restituir la vida decente, las instituciones de un Estado de Derecho que nos cobije a todos y sea el garante de la paz y el desarrollo de Venezuela.
Solidaridad
La solidaridad es lo que expresa el anudamiento entre la virtud y la acción, entre la fuerza y el deseo del cambio, es la verdadera energía que hace posible lo anterior: movilización y organización. Es la potencia que ha permitido que los ciudadanos se autoconvoquen a la lucha, a la resistencia, a la búsqueda con ansias de la transformación que desaloje del poder a la banda que nos desgobierna. Es el amor que la Iglesia expresa en sus comunicados de rechazo al socialismo vil apelando al sentido original de religión: religio –intensidad del ligar-, que es unidad para revivir el sentido más profundo de la ética: estar juntos, el entre nosotros, que es la expresión más fundamental de la virtud. Esta solidaridad es la que hemos visto con emoción en las marchas donde se han producidos los más heroicos actos de ejemplo ciudadano y de moral cívica, como fueron el caso del Joven Hans y la señora María José que enfrentaron a las tanquetas de la GN, uno con su desnudez y la otra con sus años. Uno ejemplifica todo lo que el chavismo nos ha arrebatado y este valeroso joven está dispuesto a dar su vida, lo que le queda, por la libertad, y la Señora María José representa el futuro, con sus años vividos como testimonio, del porvenir luminoso que quiere para Venezuela.
Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog