En este momento se le plantea a la población como tema para resolver con la mayor urgencia, la necesidad de decidir sobre la estrategia a seguir en relación con el remplazo, destitución y nombramiento de sus nuevos funcionarios de elección popular; y aunque parezca fácil se trata de una situación realmente compleja que debe ser atendida tomando en cuenta su delicada dimensión.
Para nadie a estas alturas puede caber dudas sobre la necesidad de fijar elecciones para reemplazar a los alcaldes y gobernadores, en función no solo de salir de aquellos a quienes se les vencerán o se han vencidos sus plazos constitucionales de gestión, sino para rescatar las posiciones de poder de una población que requiere con premura restituir sus democracias regionales actualmente secuestradas por quienes se han constituido en auténticos enemigos del pueblo.
Pero paralelamente, existe el convencimiento generalizado sobre la necesidad de aplicar, de una vez por todas, la ansiada “patada” histórica que saque de la Presidencia de la República al peor jefe de Estado de toda la vida republicana del país y, junto con él, a la camarilla de cómplices del desastre que sufre la nación, conformada entre otros por sujetos ampliamente señalados como delincuentes en sus más variados tipos de fechorías. No se necesita tener mucha disponibilidad de memoria, para saber a quienes nos referimos, solo recordemos.
Sobre todo eso estamos claro todos; pero cuidado, por una parte a raíz de pronunciamientos de Maduro en el sentido de hacer creer que es el “primero en estar ansioso” de que se realicen elecciones de gobernadores y alcaldes, se están formando matrices de opinión, entre las que destacan las de quienes ven las declaraciones del régimen como una suerte de trampa, su especialidad, para desviar la atención y frenar las protestas que se intensifican cada vez más. Suman a esta posición, opuesta a “morder el peine” y embarcarse en un proceso electoral en ese sentido, el hecho nada descartable de que unas elecciones con las autoridades electorales actualmente en funciones, estarían condenadas a un rotundo fracaso para la oposición. Por la otra, quienes consideran que después de la insistencia por parte de la oposición de reclamar elecciones regionales y municipales, resultaría contraproducente no aceptar las fulanas elecciones, aun con el grave riesgo que se plantean con la rectoría de las llamadas “cuatro comadres”
La otra cara de la moneda es que, de forma unánime y comprobable, el clamor general es por la “patada histórica” a Maduro, y lo que divide a la opinión pública nacional es: si se sigue insistiendo en ella sin renunciar a las estadales y municipales, o si nos concentramos sólo en la presidencial.
Es, como se aprecia, una situación que reclama del consenso de la población, por lo que personalmente considero que el foco principal debe seguir siendo el de elecciones generales, entre otras poderosas razones, y en particular porque el pueblo reclama que le devuelvan su derecho constitucional a revocar al Presidente, que le fue robado en una burda maniobra judicial: pero que el mecanismo a adoptarse sea aquel que aparte del camino a las actuales rectoras; y que, convencido de que debe ser el soberano quien exprese la última palabra, necesario será establecer el mecanismo para escuchar su voz y obedecer a su mandato.
@JJMorenoA